Extracto de una carta a mi abuelo paterno:
“Abuelo: (…) me hubiera gustado conocerte y que me conocieras, me hubiera gustado tener un abuelo de los que consienten, de los que cuentan historias, simplemente, tener un abuelo (…) ahora entiendo que tenías heridas, que los que te tendrían que haber cuidado y amado incondicionalmente, no supieron cómo. Y simplemente tú tampoco lo supiste hacer mejor.”
Desde que comencé el viaje del transgeneracional, soy más consciente de mis ancestros. De los que se han ido, de los que no conocí y de los que me hubiera gustado conocer. Ahora reconozco que fueron chicos y chicas con sueños, con heridas, con fortalezas, con miedos, con todo lo que nos hace humanos. Y con este recurso, puedo conectar con ellos.
Conectas con tus ancestros a través de nombres, fechas, orden de nacimiento, profesión, eventos relevantes que se repiten, y efectivamente a través de la personalidad y los rasgos físicos.
Ver las conexiones requiere curiosidad, y una gran valentía. Implica levantar el polvo, hablar de lo que nadie ha querido hablar, comprender con otra visión a tus ancestros.
Reconocer a aquellos que llevas en tu memoria, como los niños, adolescentes y jóvenes que fueron. Comprender los contextos sociales e históricos en los que vivieron sus vidas. Verlos a través del lente de su estatus, su economía y sobre todo de su nivel de consciencia.
Aceptar que para ellos las reglas familiares que los gobernaban eran diferentes a las tuyas, y que dependían en gran medida de factores culturales y de orden, que muchas veces resultaban en injusticia y en falta de reconocimiento.
Ver a tus ancestros desde una nueva perspectiva es, por sí sólo, sanador. Despierta la compasión no sólo para ellos, sino para ti misma. Pues te lleva a entender que no hay culpables, que no hay víctimas, ni victimarios.
Aunque algunos ancestros hayan dejado el plano terrenal, y se hayan llevado mucha de la información de su vida con ellos, o si te es imposible, por las circunstancias, acceder a la información, es posible conocer tu historia y las conexiones con tus ancestros.
Heredas todo de tu familia: lo que no se vivió bien, los dramas, lo vergonzoso, lo que se vivió en soledad. Todo dejó una huella, gestos, creencias, formas de pensar. Tu historia no se crea de la nada, y siento decirte que no es una historia original.
Tu historia o parte de ella, siempre cuenta la historia de alguien que vino antes de ti. Intentar negar esto, es como jugar a las escondidas, no te puedes hacer invisible ante lo que quedó pendiente. Comprender esto, no te va a economizar vivir las experiencias, pero si te va a permitir vivirlo diferente, incluso vivirlo bajo tus propios términos.
Aceptar tu historia es volverte más sabia y más responsable de tus actos, pensamientos y realidad. No puedes cambiar el pasado, pero puedes cambiar cómo te impacta, cómo gestionar las situaciones que se repiten en tu vida, y principalmente puedes poner una nueva información para que las generaciones futuras lo vivan mejor.
Es muy liberador reconocer las cargas heredadas de generación en generación, y tener el valor de pasar por el colador, lo que ya no sirve. Y lo mejor es que no sólo te da la oportunidad de vivir tu vida con tus propios valores, sino también el honor de sanar a todo el árbol, pues él no conoce de pasado, presente y futuro, él simplemente Es.
Humanizar a tus ancestros te va a permitir centrarte en las fortalezas con las que cuentas para hacerlo diferente, para actualizar información y patrones.
Conectar con tus ancestros es un acto de valentía para sanar, y un ejercicio de compasión y benevolencia que impactará todo tu sistema familiar. Si tu te atreves, yo te acompaño.