Aprende a Vender

Estando de vuelta ya del período navideño, empezamos el año con el 3er aspecto imprescindible para dar probabilidades de éxito a tu emprendimiento. Este punto es absolutamente elemental porque es APRENDE A VENDER.

Para vender, debes agregarle valor a tu producto antes de pedir algo a cambio. Para reforzar este punto te contaré una historia mía personal.

Tras el fracaso de mi primer emprendimiento, me sumí en una depresión profunda y sólo sobrevivía. Un día, un amigo me llamó por teléfono porque necesitaba mi ayuda. Ël había tomado en alquiler un café teatro, y aunque la parte de discoteca era su fuerte, la cafetería no sabía por dónde ponerla a funcionar y decidió que me alquilaba esa parte. La propuesta era muy interesante porque estaba en una inmejorable zona y el alquiler era bastante asequible. Así que dije que sí. 

Tras dos semanas de funcionamiento, no entraba nadie. Y me enteré de que antes de mí, quienes tenían la gestión de aquel negocio habían estafado con las ventas de unas entradas para el cotillón de nochevieja de 3 años antes. De esa forma, entendí por qué la gente no entraba a mi local. Me puse manos a la obra y empecé a hacer tortillas de patata con el mejor producto y mi mayor entusiasmo y me paraba en la puerta, en la calle, a ofrecer trozos de tortilla a las personas que pasaban. Les explicaba que éramos una nueva gerencia y que nos visitaran cuando quisieran. Por supuesto, los dueños de los demás negocios me miraban como si estuviese loca. Al 3º día, el distribuidor de vinos llegó y me preguntó qué estaba haciendo. Cuando escuchó mi historia, me dijo: Chavala, a ti no se te va a negar el éxito. Algún día te acordaras de lo que te digo. Le miré y le abracé mientras lloraba como si se me fuera el alma en ello.

Un mes más tarde, las facturaciones de mi negocio eran las de una nómina mensual de un empleado, aunque en un día. Ofrecí un producto en el que la gente no creía, en una estructura que era rechazada, mostrando simplemente que lo más importante que teníamos era que no éramos los mismos de antes. Le dí VALOR a lo que YO estaba VENDIENDO, aunque no sólo por lo material, físico y tangible de mi propuesta, sino porque también estaba vendiendo IMAGEN. Cuando me veían allí, veían a una persona humilde, honesta, que se estaba buscando la vida para salir adelante. Y, ¿quién no quiere salir adelante?

Todo lo que hacemos es una venta, por eso es esencial aceptar esa condición de los emprendimientos. Cómo te peinas, la ropa que usas, la forma de caminar y de expresarte, TODO es una VENTA, y para vender hay reconocer y hacer inamovible el hecho de que lo que vendes y ofreces TIENE un VALOR, más allá del precio. Cuando propones un precio por debajo del que consideras propio para tu producto, hay una influencia inconsciente de no sentirte merecedora. Debes confiar en ti para que sea tu seguridad la que venda por ti y, vender los resultados…no el producto.

Todo empieza y termina en ti.