De Rubia a Robótica: Sobreviviendo con Estilo y una Prótesis de Cadera
Hola, querid@ lectora!
Aquí Elena Ramírez, tu rubia teñida favorita, y hoy te traigo un relato directamente desde mi renovada vida con una prótesis de cadera… pero no de cualquier tipo, ¡sino de cerámica con un toque metálico! Sí, es como tener una vajilla fina con un poco de hardware de ferretería. Así que abróchate el cinturón (con cuidado de no pellizcarte la cadera) y disfruta del viaje.
Capítulo 0. ¿Una Prótesis a los 34 años?
Pues sí, lo que lees, tal cual. A los 34 años mi cadera, que parecía un croissant según mi traumatólogo (un besito para ti, si me estás leyendo Fer), decidió que ya había agotado su barra de “vida” (si eres un friki de los videojuegos, me vas a entender a la primera), es decir, que el dolor y la menos calidad de mi día a día eran ya un hecho, y había que tomar medidas.
Ya nací con el problema, con una luxación congénita de cadera, que me hizo pasar por quirófano, por primera vez, a los dos añitos de edad. Como he dicho en alguna otra ocasión, y en alguno de mis monólogos, si hubiera nacido en la época de los Espartanos…me habrían tirado al pozo “por defectuosa” xD.
Capítulo 1: Un Pito Aquí, Un Pito Allá
Desde que me pusieron mi nueva cadera de cerámica, reforzada con tornillos metálicos (o eso creo yo porque si solo fuera cerámica, no pitaría), me he convertido en la favorita de todos los detectores de metales. Cada vez que paso por uno, es un espectáculo: luces, sonidos, y la inevitable explicación, “¡Es solo mi cadera de cerámica, chic@s!”. A veces, siento que debería llevar un certificado médico enmarcado o, mejor aún, un pase VIP para zonas de alta seguridad.
Capítulo 2: Desafíos del Día a Día
¿Sentarme en el parque? Claro, si quieres ver un espectáculo en vivo de “Cómo una rubia intenta levantarse sin parecer que está haciendo una secuencia de yoga extremo”. Más de veinte minutos en el suelo y mi elegante prótesis decide que es hora de jugar a ser estatua. Y levantarme, bueno, digamos que cada intento es una oportunidad para improvisar un nuevo tipo de danza.
Lo bueno es que ya, después de 9 años con la prótesis, una aprende trucos y cómo disimular para no ser el centro de atención cada vez que me tengo que levantar de la hierba. Aunque lo mejor es llevarse una silla portátil en el coche en cuanto empieza el buen tiempo. Si acabo con mis peques en algún parque, siempre puedo sacar mi silla y sentarme como una “reina”. ((Ojo que para poder llevar una silla siempre en tu maletero, tienes que tener un coche bien grande… Mi “Furgoneta del Equipo A” es ideal para esto))
Capítulo 3: Ejercitando con Estilo (y Cuidado)
Hacer ejercicio ahora es como llevar una obra de arte por dentro. Mi instructor de gimnasia dice, “¡Esfuérzate!”, y yo pienso, “Claro, pero vamos a respetar la cerámica”. He descubierto que algunos movimientos requieren más negociación con mi cuerpo que otros, y cada sesión es una mezcla entre entrenamiento físico y diplomacia corporal. Hay actividades que ya ni me planteo, como el Yoga. Soy un bicho palo, sin flexibilidad ninguna, que de los 25 ejercicios de una clase, puede hacer 4 (sin exagerar), y además, esos cuatro, mal hecho.
He optado por deportes en los que la cadera no sea la protagonista, como la bici, el pádel, el ping pong… tirar unas canastas (que los partidos ya pasaron a mejor vida) o jugar al fútbol con mi peque Oli (aunque en nada no podré jugar con él porque va siendo muy bueno y cada vez me cuesta más seguirle el ritmo).
Epílogo: Aprendiendo a Amar la Cerámica
Aunque ha habido desafíos, mi vida con una prótesis de cadera de cerámica ha sido sorprendentemente enriquecedora. He aprendido a tomar la vida con más humor, a apreciar cada “paso” y a valorar las pequeñas victorias… como pasar por un detector de metales sin causar un incidente internacional. Pero sobre todo “he vuelto a sonreír”, porque ya no tengo dolor.
Consejos para Compañeros de Cerámica o de cualquier tipo de prótesis
Mantén el Humor a Mano: La risa será tu mejor aliada en los momentos más absurdos.
Adapta tu Rutina: Escucha a tu cuerpo y ajusta tus actividades para mantener el equilibrio entre actividad y cuidado.
Celebra las Pequeñas Cosas: Cada día sin incidentes es una pequeña victoria.
¿Tienes experiencias divertidas o desafiantes con prótesis o implantes? ¿Historias de cómo has navegado ajustes similares en tu vida? ¡Comparte tus aventuras en los comentarios y unámonos en la comunidad de los “cibernéticamente mejorados”!
Hasta la próxima entrega de “Elena Ramírez 360º”, donde continuaré compartiendo mis peripecias, reflexiones y, por supuesto, mucho humor.