El Desenlace, hoy síiiiiiiiii
Hola querid@ lector@ y amante del cotilleo,
Aquí Elena Ramírez de nuevo. Esta vez para contarte el desenlace de mi “no-cita” de hace ya, ¿casi un mes?. Esta siendo más larga la narración que mi partidito de Ping Pong (que perdí además(Agggggggg).. aunque eso te lo cuento en unos párrafos, que no quiero hacer Spoiler).
Y si no has leído los dos post anteriores, te recomiendo que te vayas a ellos y te pongas al día, que no tienen desperdicio ninguno: Primera parte y segunda parte.
Acto III: La Realidad vs. La Expectativa
Mientras nos sentábamos en esa cafetería de la gasolinera, la conversación inicial fue un poco de “tiempo de relleno” – el clima, el tráfico, el café… ese tipo de cosas que dices cuando tu cerebro todavía está calibrando si debes activar el modo “encantador” o “salida de emergencia”. ¡Qué ridículo hice con mi menta poleo! mis nervios no eran normales, y en esos momentos no sabía si meter el hielo en el vaso, el vaso en el hielo… beber del vaso o de la tetera…muy cómico la verdad. Si llega a verme mi amigo Jesús Garmo (cómico o payaso) se habría inventado unos cuantos chistes de rubias sobre la marcha.
Pero entonces, algo mágico ocurrió. Después de los primeros diez minutos de formalidades, de dejar mi parte de la barra llena de menta poleo, y tener que gastar medio servilletero para disimular aquella inundación, empezamos a hablar de verdad. Las palabras fluyeron, las risas se hicieron genuinas y los momentos incómodos se convirtieron en simpáticas anécdotas que compartíamos. La persona que tenía delante empezó a parecerse más a la del chat, y menos a un extraño sacado de un episodio de citas a ciegas.
Acto IV: El Ping Pong y la ración de Bravas más grande de la Historia
Llegó la hora, tocaba ir a jugar al Ping Pong. Además, yo había quedado para eso. En realidad, y entre tu y yo, era mi forma más práctica de quitarme la presión de una “no-cita”, y de haber durado ya más de media hora, sin tener que inventar una catástrofe en mi casa, o una molestia estomacal.
Tengo que decir que mi contrincante, el hombre de ojos “verdes-miel”, era encantador, y físicamente estaba fenomenal, no se podía pedir más. Pero Sí, ¡sí se podía!, que le hubiera ganado al Ping Pong.
¡Me ganó! y no de poco… ni de milagro… el tío era bueno… y me da que estuvo entrenando los días previos. Pero tengo buen perder, o por lo menos ahora a mis 44 tacos, jejeje. Así que, a pesar de mi derrota, saqué unas cervecitas que había llevado en mi bolsa térmica, y unas aceitunas, y celebramos nuestro tercer tiempo (para los no entendidos, es ese periodo donde los jugadores de rugby se van de cervezas con sus contrincantes). Y ahora sé en qué estás pensando: “¿Qué sacó unas cervecitas y unas aceitunas en su primera “no-cita”?. Pues sí, esa quedada no había sido normal desde el principio, por qué cambiar eso al final… Eso sí, su cara cuando vió que me llevaba una neverita térmica a la mesa de Ping Pong, fue de chiste (en qué estaría pensando el pobre), jejeje.
Y por fin, la parte final, esa en la que ya nos sentamos a picar algo para cenar, y podemos conocernos un poquito mejor con preguntas como: “si fueras a ser ejecutado en la silla eléctrica mañana, cuál sería tu última cena” o “ si pudieras cenar con 5 personas, las que quisieras del mundo, vivas o muertas, cuáles escogerías”. Y sii, le hice esas preguntas… y ¡Lo sé! se me va un poco la pinza. Pero reconoce que hasta a ti te habría gustado pensar en las respuestas, ¿verdad?.
Mientras hablábamos de todas estas cosas trascendentales pasaron varias cosas, una que las raciones de ese sitio eran para “dinosaurios” ¡Mamma mía” qué ración de patatas, que evidentemente no pudimos terminar… y dos: cuando más a gusto me empezaba a encontrar, las señales volvieron en forma de canciones: “Vas a quedarte” de Aitana.
Y no fue la única canción. Pero es que cuando tienes un repertorio tan amplio de canciones con recuerdos de una persona que ha marcado una etapa en tu vida, es inevitable que pasen este tipo de cosas…
Epílogo: El Veredicto
Seis horas, dos cervezas, unas papas, calamares, un chupito, un Ping Pong, muchas risas y muchos nervios después, el encuentro llegó a su fin. No hubo promesas de amor eterno ni planes de boda, ni siquiera hubo beso (no, no lo hubo y sé que te acabo de chafar la quedada, jeje) pero sí un acuerdo tácito de que nos gustaría volver a vernos. Y, ¿sabes qué? Eso ya se sentía como una pequeña victoria.
Consejos para Sobrevivir al Primer Encuentro
- Sé tú mismo: Tu autenticidad es tu mejor carta de presentación.
- Mantén las expectativas realistas: No todos los encuentros serán perfectos, y está bien.
- Disfruta el momento: A veces, los mejores encuentros son aquellos de los que no esperabas nada.
Y tú, ¿cómo has vivido ese paso de las conversaciones digitales al primer café? ¿Triunfos, desastres, sorpresas? ¡Compártelos conmigo y riamos juntos de nuestras aventuras en el mundo de las citas!
¡Hasta la próxima actualización de “Elena Ramírez 360º”, donde seguiremos compartiendo risas, consejos y mucho más sobre la vida de una rubia en el siglo XXI!