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Historias de la Comunidad de Mujeres Cualquiera: Marina Vinci

Historias de la Comunidad de Mujeres Cualquiera: Marina Vinci

Marina Vinci: Una vida de Maltrato

Nací en 1957, en Madrid, soy la mayor de una familia muy numerosa, prefiero no decir el número porque todavía tengo miedo de ellos.

Mi familia la formábamos mi madre, mi padre, mis hermanos, mis hermanas y yo. Tenía más familia materna y paterna a los que doy las gracias por haberme ayudado a ver el lado bueno de la vida.

En mi infancia hubo algunas cosas buenas, como aprender a leer y a escribir. Lo mejor que hizo mi madre fue meterme a los seis años en el colegio, aunque yo no quería ir y lloraba. Pero este hecho me sacaría de muchas situaciones malas en el futuro. La lectura me ayudo a imaginar en mi cabeza aquello sobre lo que leía, y eso me hacía desconectar de mi realidad.

Desde muy pequeña ayudaba a mi madre a cuidar de mis hermanos y hermanas. Me hacía cargo de ellos, mi madre me dejaba sola con ellos desde que eran bebes, y yo tan solo una cría.

En mi niñez vi agresividad y violencia física y verbal por parte de mi padre a mi madre y de ambos hacía todos sus hijos, donde me incluyo.

En concreto mi madre se cebaba conmigo, desde niña no me sentí querida por este clan familiar, me lo hacían saber continuamente.

Eran verdaderos psicópatas, él bebía, ella no, pero me cogió manía a raíz de que él me llevaba a los bares que frecuentaba, y me ofrecía un refresco a cambio de que le contara que hacia ella. Y yo le contaba que no era nada malo, como que salía a la calle con nosotros, y él, por ese motivo llegaba a casa y con los celos la pegaba, y la agredía verbalmente. Y debido a esto, era horrorosa la violencia y agresividad que mi madre tenía hacia mi persona.

Por aquel entonces yo estaba en colegios laicos pero muy religiosos y me obligaban a ir a misa los fines de semana para ver cómo iban vestidos los curas, de qué color y decirlo los lunes en el colegio. Y yo me confesaba y decía mis pecados, sobre todo rezaba para ser buena, porque me consideraba mala y quería cambiar.

Fuimos muy pobres, mi madre estaba desquiciada por todas sus vivencias pasadas y mi padre no daba la talla, ni como padre, ni como marido. Ella sola cuidaba de sus hijos enfermos y nos sacó adelante a todos sus hijos e hijas.

Llegó mi adolescencia, a la cual, no volvería jamás, me sentía fea, gorda y con poca autoestima. Mi madre y mi padre me pegaban e insultaban (zorra, me llamaban constantemente).

Me vino la menstruación y me asuste muchísimo, se lo dije a mi madre y ella me comento que si me tocaba un hombre me quedaría embarazada. No me dejaban salir a la calle, no podía tener ni amigos, ni amigas, ni subir a nadie a casa. Siempre estaba castigada.

Estudié hasta llegar al instituto, pero yo no sabía estudiar, sufría tanto maltrato, que no tenía capacidad para nada. Era una adolescente deprimida y ansiosa, estaba con unas personas opresoras en una casa, que no hogar, y tenía que hacer lo que ellos dijesen en cada momento. Ni yo ni los demás, podíamos opinar en esa casa. Ni siquiera cuando salía con chicos, tenía un horario, a las diez en casa, y no podía pasarme de esa hora. Porque cuando llegaba me ponían de vuelta y media. Y llegó un momento que hasta no me daba de cenar mi madre. Todo esto me llevó a tener problemas físicos y psicológicos, y a terminar con tratamiento psiquiátrico.

Una noche despierta porque no podía dormir escuché a mi hermano decir a mis padres de ingresarme y ahí me propuse hacer todo lo posible por salir adelante. Cogí temor a esa idea y me forcé a querer irme de esa casa.

Trabajé desde los catorce años en varios sitios en el centro de Madrid y eso me salvó un poco, al menos las horas que estaba allí, me daban algo de libertad y veía otro mundo fuera de esas cuatro paredes.

Eso sí, entregaba religiosamente, todos los meses, sueldo, pagas, comisiones, etc. y con miedo de que faltara una peseta. Todo se lo quedaban ellos.

Todo esto me marco tanto, que los tenía terror y aun hoy sigo teniendo miedo a esta familia.

Mi sueño era casarme, tener un hogar con chimenea y estar los dos en el sofá, él sentado y yo tumbada con mi cabeza apoyada en sus rodillas en invierno.

Me casé con un hombre maltratador físico y psicológico. Otra vez mucho estrés, demasiada ansiedad y tristeza, depresión, y de nuevo atención psicológica.

 Pero la culpa fue mía, desde que le conocí hacía cosas que no eran normales en una relación, pero yo me enamoré y necesitaba marcharme de la casa de mis padres cuánto antes. Y yo tampoco estaba en condiciones para casarme, estaba muy dañada psicológicamente.

Tuve varios hijos con él, lo mejor que me ha pasado. Me obligaba a muchas cosas, entre ellas, me obligó a abortar y fue horrible, lo peor que me ha sucedido, todavía estoy traumatizada. Sueño regularmente con embarazos y otras cosas.

Recibí insultos, golpes, desprecios, me faltó economía y yo aguantaba por miedo y por baja autoestima.

Un día me canse, cumplí 40 años y me entró una crisis existencial muy fuerte y decidí separarme. Pero él no acepto la separación y me hizo la vida imposible, fue un acoso y derribo hacía mi persona, porque él no me quería, pero tampoco estaba dispuesto a dejarme ir, porque aunque el tuviera otras mujeres, su obsesión era yo.

A mí me costó mucho salir de este círculo, le necesitaba para salir a todos sitios por mis fobias e inseguridades, no podía ni ir a la compra sola. Me sentía tan miserable…Yo no entendía su comportamiento, y me preguntaba cada día, cómo podría salir de esto.

De todos los golpes que recibí, recuerdo dos que me hicieron sentir un miedo atroz, uno de ellos fue un puñetazo en mi cabeza, la causa, cerrar una puerta de un mueble y que esta se descolgara. Estaba sentada en el suelo, él se dirigió hacia mí y el puñetazo en mi cabeza fue tan fuerte que sentí un dolor tan intenso que creí que me iba a morir. Acudí a mi doctora del dolor y el miedo que sentía a qué hubiera sido un mal golpe, ella me recomendó ir a hablar a una asociación de Mujeres, pero yo no fui. No estaba preparada para hablar de ello todavía.

El otro golpe que me dejó marcada, fue mientras íbamos en el coche y estábamos atravesando un túnel. De tantas cosas que me habían pasado, tenía claustrofobia, siempre evitábamos pasar por los túneles, pero ese día no quedó más remedio, de tal ataque de pánico que me dio quise pasarme a la parte de atrás del coche, y para que me “tranquilizara” me dio tal puñetazo en la mejilla que yo creía que me la había roto la cara.

Él me decía en alguna ocasión que no podía terminar en la cárcel, se justificaba diciendo que yo le provocaba, que yo tenía la culpa.

Tras la separación mi cabeza daba vueltas y tenía taquicardias, para sacar adelante a mis hijos y mi casa.

Yo sabía lo que se venía encima y así fue ni un euro para mis hijos, nunca me dio la pensión de ellos y fue muy costoso sacarlos adelante. Fue denunciado y no pasó nada, por eso yo no creo en la justicia.

Tuve que tocar muchas teclas para conseguir dinero y becas, etc, para poder darles lo que pudiera.

Ha sido un trauma para mí, porque yo me peleaba mucho con él, para que fuera un buen padre y no pude conseguirlo.

Salí adelante estudiando, leyendo y cuando aborté, viendo telenovelas y durmiendo.

Por toda esta situación tuve una adicción a comprar, cuando el salía por la puerta, yo llamaba a las editoriales y me compraba libros.

He tardado 21 años en que me diera la parte que me correspondía de la casa, ya que cuando él quiso se metió en la casa que vivíamos y se quedó con ella, y yo fui deambulando por diferentes casas de alquiler, gracias a la ayuda de mis hijos, hasta que hace cuatro años me dio lo que correspondía, y me pude comprar una casa. Ahora mi vida es súper tranquila, vivo sola, estudio, decoro mi casa. Aunque sigo medicada por la ansiedad y en terapia con psicóloga, para saber y entender lo que pasó y lo que me pasa.

Estuve enganchada a él, mentalmente era una adicción, no sé qué será el quitarse de las drogas, pero a mí me costó muchísimo esfuerzo, he ido saliendo de ello gracias al Grupo Atiende del Gregorio Marañón y a una asociación de Mujeres maltratadas. Procuro no relacionarme con las personas que me hicieron daño, porque sigo teniendo una herida abierta.

Actualmente tengo una familia estupenda, mis tres hijos, y cinco nietos. Lo mejor de lo mejor. Me dedico a mí misma, a disfrutar de todos ellos, de mi casa y saber quién son mis ancestros, estoy haciendo el árbol genealógico de mi familia.

Mis sueños son ahorrar, ir a la universidad, aprender a hacer cosas para mi  casa y vivir tranquila.

Marina Vinci

Elena Ramirez

Hola soy Elena, una Mujer Cualquiera 🙂

Mujer emprendedora y empresaria, madre de los dos amores de mi vida, deportista, amante de los animales y escritora y bloguera en mis tiempos libres. Dedicada al Mundo Digital en la última década, he fundado tres agencias de marketing online, la más reciente es www.bebluee.com

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