Las Historias de la Comunidad de Mujeres Cualquiera: Olga
Los Dos segundos más largos de tu Vida
Te das cuenta de que el tiempo es un concepto relativo, cuando te despiertas el lunes y el día siguiente ya es viernes, pero más que nada, cuando de repente te encuentras con los “dos segundos más largos de tu vida”.
Unos de mis primeros recuerdos de cuando era niña, eran unos horribles dolores de cabeza. Me dolía siempre y por todo. Había días que no podía ir al cole (universidad, trabajo). Había viajes de los que no me acuerdo nada y quedadas infinitas de las que tuve que excusarme. Visité pediatras, neurólogos, oftalmólogos y la respuesta siempre era la misma – migraña.
Hasta el 16 de diciembre de 2018 (tenía 38 años), 4 meses después de un precioso día en el que me casé con el amor de mi vida, cuando supe que el dolor que siento no es nada parecido a lo que conocía y por primera vez en mi vida terminé en urgencias porque ninguna de las pastillas que tenía en casa me traía ningún alivio.
Y ahí los dos segundos infinitos, cuando el tiempo literalmente se detuvo, cuando el Neurocirujano de guardia vino a decirme que en la resonancia de mi cabeza se ve un tumor de unos 15 cm. (tik tak, tik tak, tik tak…) pero (tik tak, tik tak, tik tak) operable (tik tak, tik tak, tik tak) y que parece BENIGNO. Y lo más importante, el tumor tenía pinta de estar creciendo en mi cabeza a lo largo de toda mi vida…
A partir de aquel momento encendí una especie de piloto automático. Baja laboral, corticoides, Navidad, primera operación el 26 de diciembre, recuperación complicada, más de dos semanas en el hospital, andar con el taka taka durante dos meses, rehabilitación (no podía hablar, tragar, no mantenía el equilibrio, tenía visión doble), sensación de una buena borrachera. Segunda operación 14 de abril, mejor recuperación, pero la borrachera y la visión doble sigue.
Dos años de baja. El primer año bastante fastidiada y luego ya temiendo que la borrachera no se me pasará nunca y con un sentimiento de rechazo hacía volver a “mi antigua vida”, cada día más fuerte.
Mi madre falleció de cáncer de mama cuando yo tenía 19 años. Se me hundió el mundo, ya nada estaba nunca igual. He madurado de golpe, pero también de una niña pegada a su madre, me convertí en una mujer en busca de su sitio.
Soy polaca, nací en Tychy. Estudié filología española en la Universidad de Silesia. Después del primer año de carrera pasé un año en Majadahonda (Madrid) cuidando a dos niñas, que me aseguraron lo que yo ya sabía – que la maternidad no sería lo mío. Pero no puedo estar más que agradecida por todo lo que aprendí durante aquel año.
Al terminar la carrera no me quedaba muy claro que es lo que quería hacer con mi vida. Todos los de mi promoción queríamos ser intérpretes y trabajar en el Parlamento Europeo para poder ser testigos de la entrada de Polonia a Unión Europea pero sólo unos pocos lo consiguieron. Así que cuando una amiga que vivía en EE. UU. me invitó a pasar el verano con ella y su marido, no me lo pensé dos veces, queriendo alargar un poco el momento de busca de trabajo. Vendí mi querido coche para poder comprar el billete y me fui. En un precioso pueblo de Estado de NY pasé (con pequeñas pausas) dos años, trabajando de limpiamesas, camarera y luego mánager de un restaurante familiar. Siempre recordaré aquellos tiempos como muy felices, despreocupados y con la cartera llena.
De vuelta en Polonia trabajé en una empresa constructora de administrativa y luego en una agencia de viajes en varios puestos. Pero el mono de viajar y conocer siempre sitios nuevos hizo, que decidí buscar trabajo en el extranjero. Una empresa española dedicada al trabajo temporal buscaba a una persona que hablase polaco y pueda proporcionarles un abanico de servicios a los trabajadores polacos que venían a España a trabajar en varias empresas. Parecía hecho para mí, pero por varios motivos solamente aguanté 6 meses.
Iba a volver a Polonia, pero un amigo, que vivía por aquel entonces en Madrid, me invitó a dormir en su colchón en el suelo de un piso diminuto, mientras le daba otra oportunidad a la vida en España. Y tuve una suerte que todavía no me la creo. KPMG, una empresa de las Big4 buscaba secretaria de una secretaria y casi el único requisito fue que hablase inglés. Ahí aprendí de todo ¬ hablar castellano de verdad, lograr lo imposible en tiempo récord, manejar cuentas, información, personas. Después de 7 años y siendo secretaria de Socio responsable de un departamento enorme, decidí que llegó un momento de cambio y me fui a trabajar a una empresa de RRHH. Fue muy agridulce porque el trabajo en si me encantaba, el ambiente fue absolutamente maravilloso, el sueldo perfecto, pero… mi jefa era una de esas mujeres que para llegar ahí donde ha llegado tuvo que dar muchos codazos y a estas alturas, las seguía dando a todo y a todos.
Por las mañanas, sólo al escuchar sus tacones por el pasillo, sabía si va a ser un día bueno o así así. Se me encogía el estómago cuando veía su número en la pantalla del teléfono. Los domingos por la tarde dejaron de formar parte del fin de semana.
Por eso, cuando llegó el momento de fin de mi baja, lo único que sabía era que para poder gozar de una más o menos buena salud mental, tenía que buscar otro trabajo.
Y ahora, que veía mi vida desde una buena perspectiva de un gran susto y 24 meses de baja, no podía hacer otra cosa, que no fuera aprovechar este giro dramático para intentar cambiar algo a lo grande. Inspirada, o tal vez incluso un poco presionada por las historias de otra gente en situaciones similares, dos años después, gracias a un apoyo incondicional de mi marido y que se alinearon los astros, soy dueña y la única empleada de una pequeña y preciosa peluquería canina FlePiCan, en el barrio madrileño de Alameda de Osuna.
Le conocí a Marcos el 11 de enero del 2013, en una fiesta en casa de unos amigos en común y casi no nos hemos separado desde entonces. Después de un año nos fuimos a vivir juntos, adoptamos a nuestro primer perro ¬ Flequi, compramos un coche, adoptamos a nuestra segunda alegría – Pizca, organizamos una boda, de la que siguen hablando todos nuestros amigos y familiares, comprobamos cómo se vive lo del “en la salud y en la enfermedad”, nos endeudamos de por vida comprando un piso, sobrevivimos a la pandemia y a la Filomena y 10 años después de aquella fiesta en la que nos conocimos, todos los días le doy las gracias al Universo por aquel cruce de nuestros caminos.
Desde siempre me encantaban los perros y el curso de peluquera canina, lo quise hacer ya hace años, pero nunca era buen momento. Así que cuando decidí que no podía volver a trabajar en la oficina y gracias a que la empresa me ayudó a arreglar el tema del paro, por fin me apunté al curso. Era enero 2021, iba a la academia todos los días. Era mi primer “trabajo” sin cobrar, de hecho, todo lo contrario, jeje.
Casi desde el principio tenía claro, que lo de volver a trabajar para alguien iba a ser mi última opción, así que cuando de repente en septiembre, repasando los portales inmobiliarios, vi a un pequeño local, que se alquilaba en Alameda (a 20 min. andando desde mi casa), se lo enseñé corriendo a Marcos y ahí empezó la locura. Digo locura porque, aunque tenía las cosas más o menos claras, el momento de tirarte a la piscina siempre impresiona. Además, todo el papeleo y los gastos “imprevistos”, los encuentras en cada esquina que te toque doblar.
Pero aquí estoy, casi un año después y aunque sigo cuestionándomelo todo, estoy feliz. Feliz y de un modo ligera, porque te das cuenta de que de todo se sale, menos de la muerte. Que, si no es esta cosa, es otra, lo importante es tener siempre algo y a alguien que te empuje hacia adelante, que te tienda la mano y te asegure que los pensamientos en tu cabeza no son todo caos.
Y es totalmente cierto lo de “no hay mal que por bien no venga”, de verdad, todo es cuestión de una buena perspectiva, flexibilidad y paciencia, porque nos hemos vuelto demasiado “inmediatos”, lo queremos todo ya, pero de vez en cuando hay que confiar en la vida misma, todos sus sabores y su propio “chup chup”.
Elena Ramirez
Hola soy Elena, una Mujer Cualquiera 🙂
Mujer emprendedora y empresaria, madre de los dos amores de mi vida, deportista, amante de los animales y escritora y bloguera en mis tiempos libres. Dedicada al Mundo Digital en la última década, he fundado tres agencias de marketing online, la más reciente es www.bebluee.com
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Hola Olga, me ha encantado tu historia. Inspiradora, y da confianza y empuje a otras, a seguir adelante, dabdo permíso a que la vida te sirorenda con nuevos argumentos en tu historia
M Àngels