Seguro que, muchas veces, te han contado un cuento y, claro está, tú también habrás contado alguno. Pero, ¿conoces la importancia de los cuentos?
Desde siempre, los hemos usado para enseñar y divertir; fábulas, parábolas, jarchas…, Relatos que exageran la vida y así la entendemos mejor. Aprender de la experiencia de otro es una capacidad maravillosa que tenemos y así nos ahorramos cometer errores. Los libros, las películas o incluso las anécdotas que te cuenta tu vecina en el ascensor son pequeños regalos a nuestra disposición, ¿qué pasaría si supiéramos usarlos bien? Tenemos la costumbre de creer que los cuentos son sólo para los niños y yo quiero convencerte de que no.
Si quiero hablar de cuentos y de cómo nos facilitan entender la vida. ¿Qué mejor forma de hacerlo que contando un cuento?
“Margarita tiene mucha imaginación y no puede evitar que vuele en las direcciones más insospechadas. Cuando la miras se ve que está lejos, allí donde los demás no podemos llegar, aunque queramos. El problema es que cada vez que abre la boca se le llena de aventuras y exageraciones. Como es lógico, nadie cree que haya pasado el fin de semana en un barco pirata cruzando el Cabo de Hornos, ni que haya ayudado a reyes extranjeros a resolver conflictos que podrían haber acabado en guerra. Tampoco que conoce de primera mano a grandes filósofos, ni que tiene un rebaño de elefantes. Muchos la tacharían de mentirosa sin dudarlo, pero lo que no saben es que dice la verdad.
A Margarita le da mucha pena cuando alguien no la entiende. Le parece muy triste que no reconozcan la literatura en sus palabras, pero no les culpa. Sabe que no están acostumbrados a encontrarla más allá de los libros, cuando se topan con ella en una conversación, si no tienen imaginación, no saben qué hacer con ella. Es una pena que teniendo al alcance de la mano todo lo necesario para vivir cientos de aventuras apasionantes, decidan no tomarse como propio aquello que leen. Y más aún, le molesta, que no permitan que se apropie de la experiencia que aprende en sus lecturas. Y si llega a perder la paciencia, gritará desesperada.
-¡No son mentiras, son cuentos!”
La imaginación es una herramienta que, normalmente, valoramos poco. Sin embargo, tiene una gran importancia. Que un hecho no haya pasado o no nos haya pasado a nosotras en concreto, no carece de interés, pues podemos sacar las mismas lecciones de algo que sí. Y ya que lo hacemos, ¿por qué no adornarlos un poco y hacerlos entretenidos? ¿Por qué no compartirlo con los demás para que también aprendan?
Me gustaría dar a los cuentos la importancia que se merecen, con relatos grandes y pequeños, profundos y tontos, para divertirte o para que pienses. Para que hagas con ellos lo quieras, para que los compartas con quien creas, o te los quedes para ti y reflexiones, o que los leas y te olvides de ellos tan rápido como los has leído (ojalá que no).
Porque no hay nada mejor a, que tengas la edad que tengas, te cuenten un cuento.
Qué os voy a contar
