Bienvenida querida lectora a mi cuarta publicación.
En esta incluiré dos capítulos de mi libro 《mis abuelos paternos》 y 《maravillas de la vida》ya que los dos van bastante hilados.
Diré que mis abuelos eran (son) los mejores abuelos del mundo. Ellos tenían un bar en el cual, como quien dice, hemos nacido mi prima Fati y yo, allí nos hemos criado, y allí dimos nuestros primeros pasos y dijimos nuestras primeras palabras. Éramos cómo pin y pon, yo pin por ser mayor que ella 8 días y ella pon, la pequeña.
Ella hablaba perfectamente pero no andaba, y yo al revés, así que dice mi abuela que un día la cogí de la mano y me la llevé del paseo por el bar. No hacía menos, ella me enseñaba a hablar.
Según pasaban los años mi prima y yo pasábamos mucho tiempo con ellos, y los veranos eran maravillosos.
Mi abuelo se dedicaba, a parte de regentar el bar, a llevar embutidos ibéricos a Barcelona, asi que cuando llegaba el verano lo acompañabamos mi abuela mi prima y yo. No se las veces que nos llevaron a port aventura y a parques de atracciones. Al principio dormíamos en la furgoneta, luego ya dormíamos en hoteles.
Una vez, os la contaré como anécdota, nos perdimos mi prima y yo. Hoy nos reímos los 4 pero imaginaros lo mal que lo pasaron mis abuelos. Mi prima y yo montamos solas en una atracción, mientras que mis abuelos esperaban para coger la típica foto que nos hacían bajando por los toboganes con cara de susto. Pero nosotras al bajar no los vimos, entonces empezamos a andar y vimos unos señores que se parecían muchísimo a mis abuelos saliendo del recinto del parque… y que hicimos? Pues sí, seguirlos y salir corriendo llorando desesperadas porque nuestros abuelos estaban a punto de montar en un autocar del inserso. Empezamos a gritar y tanto gritamos que aquel matrimonio se giró, y no, no eran nuestros abuelos. Estábamos perdidas, hasta que una voz mediante los altavoces del parque decía nuestros nombres, al fin nos encontraron pero vaya susto.
Podría contaros mil cosas de aquella época, tan mágica y llena de amor, quien diría que en apenas dos años mi vida cambiaría para siempre.
Mi metáfora de este post es: aprovecha cada momento, disfruta de la vida, sonríe y se feliz, pues nunca sabemos cuando será nuestro último momento feliz, aquel en el que te sientes llena, querida, respetada, satisfecha y orgullosa de tu vida.
Y hasta aquí mi 4º post, espero que te haya gustado y te espero como cada Viernes en mi sección: Un grito a la Esperanza.
Un beso mi guerrera.