Para nosotras, el 8 de marzo no es una fecha más, sino un recordatorio de lo lejos que hemos llegado, de todo lo que hemos conseguido y de todo lo que nos queda por conquistar. No es solo un día de conmemoración, sino de reflexión y acción, un momento para recordar que cada paso dado por una Mujer ha sido un paso hacia adelante para todas.
Esta fecha representa todas las voces que han roto el silencio, cada techo de cristal que hemos reventado para que las flores sigan creciendo entre las grietas, para demostrar y hacer visible nuestro crecimiento, nuestro florecer. Representa los nombres de aquellas que se atrevieron a desafiar lo establecido, que alzaron la voz cuando el mundo les pedía silencio, que caminaron por senderos desconocidos para abrir camino a quienes vendrían después.
Nos hicieron creer que podíamos hacer lo que quisiéramos, pero al mismo tiempo nos enseñaron a pedir permiso para ello. Nos hablaron de igualdad, pero nos hicieron crecer en un mundo donde las oportunidades aún no eran equitativas. Nos dijeron que éramos fuertes, y esa fortaleza se convirtió en una exigencia, en una carga invisible que muchas llevamos sobre los hombros sin darnos cuenta. Nos enseñaron que la vulnerabilidad era sinónimo de debilidad, cuando en realidad, ser capaces de mostrarnos tal y como somos, con nuestras luces y sombras, es el acto más valiente de todos.
Hoy celebramos a todas esas Mujeres que han cambiado el mundo, a las que alzaron la voz, a las que transformaron la lucha en decisión, a las que se escucharon a sí mismas y dejaron de cumplir las expectativas ajenas. A todas esas Mujeres que tuvieron el valor de ir más allá, de seguir creando oportunidades.
Pero no solo celebramos a las figuras históricas que han marcado el rumbo de los derechos de las Mujeres, sino también a aquellas que, en su día a día, desafían lo establecido y contribuyen a que el mundo sea un lugar más justo:
- La Madre que cría a sus hijas enseñándoles que pueden ser lo que quieran sin pedir permiso.
- La Mujer que se atreve a dejar una relación que la limita, aunque el miedo le susurre que es mejor conformarse.
- La Trabajadora que lucha por ser reconocida en su puesto de trabajo, que exige igualdad salarial y condiciones dignas.
- La Emprendedora que desafía los estereotipos y construye su propio camino.
- La Amiga que apoya y sostiene a otras Mujeres, entendiendo que la verdadera sororidad es un acto revolucionario.
Todas ellas, todas nosotras, hacemos historia cada día.
A pesar de todo lo logrado, no podemos olvidar que aún hay mucho por hacer. Todavía hay Mujeres que no tienen voz, que ven vulnerados sus derechos, que viven bajo la sombra de la violencia, la desigualdad y la injusticia. Aún hay Niñas que crecen creyendo que no son lo suficientemente buenas, lo suficientemente capaces, lo suficientemente valiosas.
El 8 de marzo nos recuerda que la lucha no ha terminado, que la equidad no es un privilegio sino un derecho, que no basta con celebrar los logros, también debemos seguir creando oportunidades. Nos recuerda que el cambio empieza en nosotras mismas, en la forma en que nos hablamos, en cómo nos tratamos, en las decisiones que tomamos para vivir desde la autenticidad y no desde el miedo.
Porque la verdadera revolución comienza cuando una Mujer se elige a sí misma, cuando deja de esperar la validación externa y decide construir su propio camino, cuando entiende que no tiene que encajar en los moldes que otros han diseñado para ella.
Este día no es solo una fecha en el calendario, es un manifiesto. Es el eco de generaciones pasadas y la promesa de un futuro más justo. Es la oportunidad de recordar que nuestra voz importa, que nuestra historia vale y que el futuro se escribe con nosotras.
Sigamos avanzando, sigamos abriendo caminos, sigamos creciendo entre las grietas.
Feliz Día de la Mujer 💜.
Con cariño,