Vamos viendo cómo al ir caminando por la vida, voy abrazando mis Pérdidas, como tú las tuyas si así te atreves a hacer lo mismo desde mis palabras.
En estos momentos que estoy transitando desde la muerte de mi madre, puedo poner atención a parte de mi propio tránsito por el duelo tras la pérdida importante de la persona que me dio la vida, están apareciendo en mí, de forma espontánea por un repaso de esas situaciones de pérdidas en las cuales si había sido consciente, aunque ahora me estoy dando cuenta, que aún quedan situaciones no resueltas con personas o lugares, que forman parte de mi caminar por la vida, que yo creía que ya estaban cerradas y estoy descubriendo en que ello no es tan real.
Mi pregunta a mí misma, es ¿Cómo no había sido consciente de ello aún? Y la respuesta es que aunque había profundizado en ello, aún me hacía falta subir un punto más de conciencia con esa persona o situación que viví y no había sido cerrada adecuadamente.
Como os compartí es un anterior post, por mi trabajo en el hospital de Tarragona donde yo empecé a trabajar desde muy joven, allí pude vivir grandes pérdidas tanto de personas como de partes del cuerpo de las personas,
Ya que en ese lugar atendemos a los accidentes laborales y de tráfico, y haciendo una revisión de mí, es que madre mía las situaciones que pude vivir, sin estar preparada para ello. Yo era muy joven, y me gustaba estar en los meollos.
Aunque mi trabajo era en el departamento de Radiología, nuestro servicio estaba al lado del servicio de urgencias, y cuando llegaba algo, muchos acudían a dar una mano de soporte.
Y allí como os digo viví grandes pérdidas para personas, una de las cuales me impresionó más y aún la tengo de vez en cuando en la mente, la de una chica que me impresionó y nos afectó de forma particular, a todo el personal que estábamos allí ese día, una chica que llegó con su vestido de novia, tras un accidente de tráfico grave donde murió en nuestras manos de forma complicada, cuando llegó su pareja y padres, aquello no sabíamos por dónde sostener aquella situación y algo que dijo el marido me impactó profundamente cuando me miro a los ojos y me dijo, “No es posible, como este día tenía que ser de los grandes de mi vida, y así ha sido no de la forma esperada, hoy he pasado por tres estados sin darme cuenta, por la mañana soltero, al medio día casado, y ahora a media tarde viudo. No sé si va a ser posible recuperarse de todo ello” con los ojos llenos de lágrimas y al mismo tiempo con gran entereza ya que al lado había los padres de su mujer.
Para los que estábamos allí era difícil poder sostener esa situación con la familia, y cada uno lo hicimos como sabíamos desde nuestra formación, os puedo decir que para esto es muy difícil vivirlo y poderlo sostener, y sostener a los que lo están sufriendo, y hoy escribiendo este nuevo post me ha llegado de nuevo a la cabeza.
Por tanto algo en mi me muestra que aún no he podido soltar esta situación vivida ya hace más de 40ª, y sigue estando dentro de mí en un lugar que no corresponde, ya que aparece en mi la pena y la tristeza de ese momento.
¿A ti te sucede lo mismo? Que cuando empiezas a revisar tus vivencias, aparecen situaciones de Pérdidas no resueltas. ¿Qué decides hacer con ellas? Te arremangas y dices vamos a ello, o por el contrario decides no hacer nada, y que eso quede allí tapado, y que aparezca en otro momento que duela más.
¿Cómo es que me está sucediendo todo ello? Ya que estoy transitando el camino de las Pérdidas, y si no lo sabías, al hacerlo, aparecen aquellas pérdidas que no has podido mirar, aquellas que si te has atrevido a hacerlo, pero sin profundizar en ello, por propia protección y veremos que hay situaciones que encuentras que están cerradas y puedes llegar a decir GRACIAS por haber compartido la vida, por todo lo que aprendí o he aprendido después por nuestra relación, por lo que vivimos, y tu recuerdo va a quedar en mi corazón como impulso para estar en mi vida.
¿REALMENTE NOS ATREVEMOS A ELLO?
Volviendo a mi presente, mi hija me está repitiendo cuando quieras vamos juntas a recoger cosas de casa de mi madre, y le digo espera aun no es mi momento, y su respuesta, bueno, ya sabes que estoy aquí y le digo si ya lo sé, yo necesito mi tiempo y mi momento.
Sí que es verdad, que hay momentos que voy sola a la casa y voy haciendo cosas, me miro sus recuerdos, la forma que ella tenía de mantener la casa, y de alguna manera la veo allí a través de todo ellos.
Hace unos días que vi que en todo este año que ha estado enferma no me he dado cuenta conscientemente que no había quitado las toallas que ella había puesto en el baño, y que allí sigue estando su olor, fue algo impactante, cuando me atreví a observar. Y pude decirme gua chica, como no has sido capaz de verlo antes, sin auto castigo, tan solo date cuenta, y me abracé y la abracé a través de un abrazo a una toalla. Fue algo impresionante que pude sentir y agradecer a mí misma, y a ella.
Ahora puedo darme cuenta, que esa tranquilidad y calma que sentía, que yo compartir con vosotros, estaba, aunque ahora está en otra disposición, mucho más relajada en mí, estando en observación de lo que va aconteciendo sobre todo ello, y como yo me voy sintiendo, y permitiendo el espacio de los demás de cómo se van sintiendo, permitiendo estar allí, sin agobiar como lo viven ellos, y eso es especial en estos momentos para mí. Es respeto hacia mí y respeto hacia los demás, y nos va colocando a cada uno en nuestro espacio, y que ello es importantísimo, y como cada uno nos ocupamos de una parte de este proceso, y podemos colaborar sin exigencias.
¿Te lo permites vivir tú así?
Por tanto no borremos de nosotros las Pérdidas porque nos hacen daño, ya que aunque no las miremos seguirán estando allí, y buscaran el momento o la situación para salir a la superficie y que las miremos con amor, por tanto mejor no esperar a que sea necesario que suceda algo para realizar esto, sino que de vez en cuando nos atrevamos a echar la mirada atrás y observar, sobretodo sentir si aparecen situaciones o emociones en nosotros que aún no hemos podido prestarles atención, y se encuentran en nuestro interior en ebullición, buscando una salida. Vamos a hacerlo fácil para nosotros, y así será mucho más fácil sostenernos y sostener todo ello.
Todos en algún momento tenemos que enfrentarnos a la realidad de que nada es eterno y, tarde o temprano, llega su final. Es la ley de la impermanencia que forma parte de la vida.
Aunque muchas veces el ser humano intenta escapar a esta realidad o no enfrentarse a ella.
La vida nos coloca en la posición de estar expuestos a experimentar pérdidas: un ser querido que muere, una ruptura de pareja, el fin de una amistad, un cambio de trabajo, incluso la pérdida de bienes materiales a los que estamos aferrados, de etapas o ciclos que se transitan, tan solo porque forman parte de la vida misma.
Siendo la vida un constante fluir de experiencias a las que inevitablemente tenemos que ir adaptándonos, y los cambios siempre conllevan pérdidas que podemos ver que son reales y otras que tan solo pueden ser simbólicas, pero para nuestra mente son vividas por igual, y buscan ser resueltas por igual.
Curiosamente no hemos sido preparados por la sociedad o la religión, para los cambios que se producen por el simple hecho de estar vivos, ni nos han enseñado a procesar los ciclos de las pérdidas.
Más bien todo al contrario: nos educan para la búsqueda constante de la “estabilidad”, que todo vaya rápido, todo se ha de resolver rápido, venga vamos a otra cosa, sin prestar atención a nuestro presente que vivimos y que sentimos, sin atender todo ello.
Deseamos tener “garantías” de que todo permanecerá igual, que será estable y seguro. Y esto es imposible por el simple hecho de estar en la vida, que está en constante movimiento. Nos atreveríamos a pedir al universo, que no se mueva, no imposible, pues nuestra vida real es por igual.
Cuando llegan a nuestra vida las pérdidas inevitables, entramos en proceso de duelo, nos duele lo que se va y la parte nuestra que parte con ello, aunque es importante a que te atrevas a parar y observar, y después te puedas permitir sentir en profundidad lo que esta sucediendo o ha sucedido. Nos duele no entre esa situación o acontecimiento que acabamos de vivir, nos duele y nos asusta el futuro sin ello. Algunas veces no es por lo que hemos vivido perdido, sino como yo ahora puedo seguir adelante sin ello.
Atrevámonos a explorar en nuestro interior para atravesar el dolor, los sentimientos y sensaciones corporales de la pérdida vivida, para descubrir su significado, para poder ver más allá del hecho inmediato e inevitable.
Al acercarnos a esa emoción que genera la pérdida, hacerle espacio interno, aceptar que durante un tiempo estará allí, y que es totalmente normal que esté yo allí. Solo así podremos atravesarlo y transmutarlo, de forma coherente, consciente y respetuosa hacia nosotros mism@s.
Deseo que sigamos caminando junt@s ante las Pérdidas, y podamos profundizar, a través de ellas y el transitar el camino por la vida de forma consciente.
Sigue compartiendo conmigo sobre ello. Tu avance también es mi avance.
TE ABRAZO por permitirte mirar en tus pérdidas y hacerlo a través de mi acompañamiento, en estos post.
