Sintió una lágrima ardiente rodar lenta por la mejilla .Sus padres estaban al otro lado del cristal tumbados en las camillas; atados con firmeza al destino que él acababa de dictar para ellos, aún sin saberlo.
Una semana antes su padre, S74/2066, había estallado como nunca antes contra él. Lo encontró con los ropajes de ‹‹poblador» que tanto detestaba y sin mediar palabra, ni amenaza ni acción previa alguna pulsó el timbre de asistencia para control de mejora. Para él las cosas son claras: la distribución de adaptabilidad es lo mejor que puede haber sucedido, el descubrimiento que sacó a todos los habitantes del caos al poner a cada uno en su sitio. Los pobladores eran los trabajantes, aquellos cuya mejora no se situaba más allá del 35%; por encima nosotros, los superiores, con un 55%, casta importante pero sin llegar a los elevados que tenían una mejora valorada de entre 75-99%.En el ultramundo de la distribución: la escoria, los descartes que no tenían ni tan siquiera un 34% y vivían relegados fuera del control sin orden, dignidad, ni energéticos que les permitieran alimentarse como es debido y obligados a vagar por la estepa. Lo peor de lo peor.
S58/2096 no tenía ni idea en aquel momento lo que la sencilla y publicitada acción que su padre acababa de realizar iba a suponer en su vida o lo que quedara de ella.
La respuesta fue inmediata:
—Control de mejora, dígame S74/2066.
—Requiero asistencia para S58/2096 por comportamiento contra viniente— contestó mi padre—, dejándome a mí con la boca abierta.
Lo habíamos hablado muchas veces y yo no quería. Mi madre E86/2072 tampoco aprobaba el proceso. Ella había renunciado a su condición de elevada para unirse a mi padre. Pese a estar distribuida para el gobierno, lo abandonó todo por él y aunque trabajaba en tecnología no era ni mucho menos lo que una mejora del 86% le hubiera permitido si los ojos de S74 no la hubiesen cautivado aquella lejana mañana solar. Ya no se quisieron separar y cuando el cónclave de elevados comunicó el dictamen, ella no lo dudo; abandonó los lujos y prebendas que agasajan a los de su distribución y se trasladó a los alojamientos de superiores mucho más modestos, sencillos y pequeños. Durante años la evolución existencial fue correcta y pese a los problemas para crear a S58/2096 y la decepción oculta que vio en los ojos de su compañero cuando le mostró el tatuaje en el pequeño brazo del bebe que marcaba una mejora de tan solo un 58%, ella era feliz, al menos todo lo feliz que una elevada al 86% puede serlo.
Dos minutos después de que E86 llegase al habitáculo, los controladores se presentaron en el alojamiento sin dar tiempo a S74 a avisarle y contarle que otra vez había encontrado a S58 vestido con la gabardina negra de cuero, las gafas oscuras y las botas altas que ella escondía en el armario y que el joven descubriera un día no hace demasiado. Para el muchacho fue una atracción irrefrenable. Desde que hallara aquellas extrañas ropas había sentido una inexplicable cercanía a este disfraz que su madre guardaba pese a la reticencia del padre. S74 sugirió ya desde un principio la posibilidad de economizar energéticos para solicitar una mejora para el bebe, pues con un dictamen de 58% las posibilidades de obtener un buen habitáculo se verían mermadas llegado el momento. Ella sin embargo siempre lo rechazó aduciendo mil argumentos demasiado dulces para ella según su compañero. Cuando él se tranquilizó con este tema, el tiempo transcurrió tranquilo. No volvieron a hablar de ello; ella fue feliz, los tres lo fueron.
En la ingenuidad que la propaganda le había imbuido, S74 creyó que los controladores darían una reprimenda al chaval, le hablarían de la conveniencia y los beneficios de alejarse de los descartados a los que correspondía ese disfraz y todo volvería a la normalidad de un mundo de orden y protección. ¡Qué iluso!
Irrumpieron en el habitáculo imponiéndose de inmediato. El tamaño y envergadura de estos individuos era grandioso y los uniformes de aquel blanco impoluto contrastaban con el negro del traje de la discordia que permanecía en el suelo frente a ellos. El miedo caló en los tres. Cogidos de la mano salieron juntos, sin mediar palabra, hacia las dependencias gubernamentales. Fuera, la eterna noche continuaba.
E86 sabía que en el momento que le colocasen los electrodos ya no podría detener la rueda del poder. Ella asumiría en soledad la falta cometida y ellos serían liberados. Al fin y al cabo, había sido ella la transgresora, ni S74 ni S58 tenían idea de lo que había hecho. No la habían descubierto en el laboratorio de creación cuando robo a S58 y lo hizo pasar por su hijo. Nadie la reconoció como elevada cuando disfrazada de descarte había pagado miles de energéticos para que cambiasen el tatuaje de E98 a S58 y asegurarse así de tenerlo siempre al lado. Si confesaba, ellos se salvarían. ¡Otra ilusa!
Tras realizar las pruebas requeridas por el cónclave y confirmar los hechos, el dictamen fue sentenciado. E98 era intocable y pasaría a formar parte de la elite y vivir donde le correspondía por distribución, sometido a una reorganización de conocimientos con una ocupación en las elites acorde a sus capacidades de elevado.
S74 y E86 serían sometidos a una adecuación del nivel de mejora, el conocido como proceso ANIME.
‹‹El control de distribución es infalible y este caso lo demostraba. Una modificación por muy nimia que fuese podía desestabilizar todo el sistema y esta pareja era la prueba de ello».
No hubo tiempo de despedidas o disculpas, ya no hubo nada.
Antes de que una segunda lágrima llegase siquiera a emerger E98 se encamino a su destino escoltado por los controladores.