Diario de una Adolescente: Capítulo 4
Hola linda personita que sigues mi historia 🙂
Hoy seguiremos con nuestra vitamina de la semana, otro capítulo de este diario.
La anterior semana nos quedamos en que se empezaban a notar cambios en mí. Por esos tiempos me ponía enseguida a la defensiva y era muy sensible a ciertos temas. Siempre que me sentía atacada saltaba sin pensar, y luego me arrepentía. Pero el daño ya estaba hecho, y a pesar de que pedía perdón, me sentía igual de mal. A medida que avanzaba cada día, mi humor iba empeorando y mi comportamiento no era el mejor. Empecé a odiarme, odiaba el hecho de hacer sentir mal a los demás, a no gestionar de la mejor manera posible mis sentimientos y algunas situaciones, y odiaba mucho más no poder sonreír, casi siempre andaba seria y triste.
Aunque también había alguna cosa positiva: me había acercado más a mi hermana mayor. Bastante a decir verdad, y noté como mi hermana pequeña se sentía apartada, y yo me sentía más aliviada.Sentía que no tenía que lidiar con todo eso yo sola, tenía a alguien conmigo.
Mi hermana mayor me ayudó mucho, pero eso hizo que hermana menor empezara a sentirse apartada. Entonces me di cuenta que la excluimos, y empecé a hacer esfuerzos de ser más amable, porque no quería estar mal con ella. Pero tengo que reconocerte que en esa etapa para mí, mi hermana menor era un lastre, y me molestaba. Llegué a pensar que era porque le tenía envidia, y puede ser una de las muchas razones posibles.
A pesar de que ya estaba medio bien con mis hermanas, no lo estaba con mis padres.
Simplemente no me sentía segura, no me sentía querida ni tampoco me transmitían esa confianza de contar con ellos. Para eso tenía a mis dos hermanas, fueron las únicas con las que nunca me sentí juzgada, no se los digo mucho, pero las amo con todo mi corazón y gracias a ellas sigo adelante.
Mis padres seguían llevando ese amor y odio en casa, nos lo hacían recordar cada semana. Los días más abiertos a esas situaciones eran los viernes, cada semana que pasaba, vivía asustada por la llegada del viernes, aquel dichoso día me torturaba, bueno, nos torturaba, pero podíamos soportarlo.
No obstante, las sorpresas no acababan. Un día cualquiera, vi a mis padres mirando cunas, cosa que me pareció muy extraño. No me quería quedar con la intriga, así que les pregunté y resultó que mi madre estaba embarazada. Qué emoción me llevé ese día, estaba muy feliz por esa noticia. Esos días transcurrieron tranquilamente, pero como siempre, eso solo duró unos días contados. Volvimos a lo mismo, las discusiones, el alcohol y las desveladas. El cansancio era cada vez más notorio, ya no únicamente en mí, lo notaba en los demás integrantes de mi familia. Mi madre y yo rezábamos para que la situación mejorase, no queríamos que mi hermano creciera en ese ambiente o tomara de ejemplo a mi padre. Pero eso ya te lo cuento en el próximo capítulo donde hablaré del nacimiento de mi hermano…
Yajaira
Me llamó Yajaira, pero me puedes llamar Yai. Tengo 16 años y recientemente he empezado un nuevo año escolar en un instituto diferente, en el cual decidí estudiar bachillerato de artes. Para llegar a esta decisión y a mí actual yo, he tenido que pasar por varias situaciones que me han marcado, y que me han hecho evolucionar más rápido de la cuenta. Me encantaría invitarte a entrar a vivir una nueva vida: la mía, desde otro punto de vista en “Diario de una adolescente”.
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