Un penúltimo día de abril Cualquiera… Parte I

6 de noviembre de 2023

Para la mayoría de vosotras, para tí que me estás leyendo ahora mismo, el penúltimo día de abril seguramente no tenga ningún significado especial. A no ser que sea el día que naciste, o el cumpleaños de algún ser querido, o una fecha concreta en la que ocurrió alguna cosa “especial” para bien o para mal, que dejó marcado ese día en tu calendario… Si el último motivo es el tuyo, bienvenida al club.

Pero el penúltimo día de abril, para mi, no tiene un año en concreto…si no muchos. Son varios, y no uno, ni dos, los acontecimientos “buenos y malos” según la interpretación que queramos darle, que me han ido ocurriendo ese mismo día en diferentes etapas de mi vida. 

Es un día que siempre tengo presente en mi cabeza, cada vez que se acerca esa fecha…y no con alegría y con ganas de que llegue, si no, con temor y con un pensamiento de “qué pasará esta vez…” Creo que ya es sugestivo, hasta tal punto, que lo mismo soy yo la que le da una importancia que no la tiene, y la que provoca que me pasen cosas ese día que recuerde en sucesivos años, en la misma fecha.

La primera vez que ese penúltimo de abril llamó a mi puerta, y que abrió esa grieta tan grande por la que entran tantos miedos a la llegada de esa fecha, fue en mis casi 28 años. Digo casi, porque a los 4 días era mi cumpleaños, y por aquellos años iba a cumplir los veinte ocho.

Mi buen amigo, Jorge, murió delante de mi sin yo poder hacer nada para evitarlo. Lo intentamos, créeme que lo intenté con todas mis fuerzas, y que a pesar de seguir todas las indicaciones que los sanitarios me decían por el teléfono, no pudimos hacer nada. Murió. Con tan sólo 24 años. Jugando una pachanga de baloncesto que yo misma había preparado.. Un aneurisma, me dijeron los médicos cuando dieron por “perdido” a mi amigo, y dejaron de intentar reanimarle.

Y lo más duro, no fue ver como mi amigo se moría, y dejaba de respirar lentamente, que lo fué… si no llamar a su mejor amigo para decirle que viniera y que avisara a sus padres, porque a su persona más querida e importante de sus vidas no le quedaba ni un aliento… No olvidaré jamás los gritos de su madre al llegar allí y ver a su hijo tumbado en el suelo…sin vida.

Es curioso como hablar o escribir de una situación tan traumática puede hacer que revivas los hechos de una manera tan real que empiece a palpitar tu corazón como si allí estuvieras de nuevo. Así es como me siento ahora, después de 15 años. Y me seguirá pasando de por vida, hasta que yo también desaparezca como hizo mi amigo Jorge mucho antes de tiempo…

Este hecho marcó un antes y un después en mi vida. Antes os he dicho que los acontecimientos de mi penúltimo de abril han sido “buenos o malos” según se interpreten, y es evidente que esta acción me hizo mucho daño a todos los niveles, y creó un trauma en mi que me ha durado muchos años, y me ha creado muchas pesadillas… Aún sueño a veces, siempre cuando se acerca la fecha, con el sonido de las palas de reanimación…y ese sonido me hace despertar entre sollozos y lágrimas.

Pero a lo largo de los años, me di cuenta que también había dejado algo positivo. No que mi amigo muriese, eso NUNCA será positivo para mi ni para nadie. Pero ese trauma me hizo cambiar como persona. Desde ese día me di cuenta, de verdad, que las personas somos muy vulnerables y que hoy estamos aquí, pero mañana a lo mejor no… Y que si un simple partido de baloncesto puede hacer que estalle un aneurisma oculto en una persona de 24 años…que otras millones de cosas pueden pasar en cualquier acción de nuestra vida diaria. Por lo tanto, mi moraleja y modo de vida desde entonces, fue no dejarme nada de amor dentro, y sacarlo cada día con mis padres, mi hermano, mis amigas y amigos, mis familiares, mis animales,… porque si hoy no te digo que “te quiero” y mañana no estás… habré desaprovechado esa oportunidad…

Así que empecé a ser mucho más cariñosa, y a disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, que siempre están ahí, pero que nunca prestamos atención: Decidí que todos los viernes me iría con mis padres a cenar y al cine, porque desde que me marché de casa no pasaba casi tiempo con ellos, y podían pasar meses y no haberlos visto..  Con mi tía me iba todas las semanas una o dos veces a tomar café a su terracita de su ático, donde hablábamos de todo y le contaba todas mis aventuras y desventuras amorosas. Con mi hermano empecé a quedar mucho más y nos íbamos a jugar al basket, o a tomar algo al Irish Rover (quien sea de Salamanca sabrá a qué sitio me refiero :)) En definitiva, que empecé a valorar mucho más a mi familia y amigos, y a “disfrutar de la vida”, que como bien dice el refrán “son dos días”.

Y cuando ya pensaba que estaba superando ese miedo a ese penúltimo de abril, pasados 6 años, llegó otro acontecimiento a mi vida en ese mismo día…

Continuará… 

Elena Ramirez
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Elena Ramirez

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Hola soy Elena, una Mujer Cualquiera

Mujer emprendedora y empresaria, madre de los dos amores de mi vida, deportista, amante de los animales y escritora y bloguera en mis tiempos libres. Dedicada al Mundo Digital en la última década, he fundado tres agencias de marketing online, la más reciente es www.bebluee.com

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