Hola preciosa/guapísimo,
¿Cómo estás?
Hoy te quiero contar algo sobre mi tercer y último cáncer (sí, lo tengo decidido, es el último, tengo la lección bien aprendida, jeje)……
Lo primero es que es el único de los 3 que me ha hecho pasar por quirófano.
Lo segundo es que es el único que he compartido con familia y amigos desde el principio. Ya que en los dos anteriores apenas lo dije. El primero solo lo sabían 3 personas: mis jefes del trabajo y mi compañera de oficina (nadie más en toda la empresa). En el segundo no di muchas explicaciones, salvo que me habían subido los niveles tumorales y volvía a estar con tratamiento.
El tercero fue el que más normalicé, ya que estaba completamente segura de que todo estaba bien y que no había ninguna complicación, ni “sorpresa”.
De primeras, mi oncólogo (le conozco hace unos 15 o 16 años), me dijo que comenzaríamos con sesiones de quimio, primero una tanda de 6 sesiones y luego otra de 5 sesiones y después decidiríamos. Y yo sin alterarme le dije: “Carlos, no voy a darme sesiones de quimio y tampoco voy a seguir un tratamiento invasivo. No quiero pasarlo mal, como en las otras ocasiones. Carlos, que me conoce, ni siquiera se molestó en pedirme explicaciones, y se limitó a decirme “De acuerdo Su. Qué quieres hacer”
Con toda la calma de saber que era mi decisión y mi elección, le dije: “Quiero simplemente seguir con las pastillas que necesito para todo el tema de la anemia. Y máximo admito unas pastillas de quimio”
Y así lo hicimos. Y al cabo de un tiempo me dijo que no estaba funcionando como se esperaba y que me recomendaba pasar por quirófano o volver al inicio que me dijo y comenzar con las sesiones de quimio.
Hablamos del tema sin tapujos y sin ocultar nada (ya se sabe que los médicos no se pillan los dedos con estos temas y tratan de ponerlo mal de primeras). Y mi decisión fue pasar por quirófano y quitarme el asunto de en medio de una vez y para siempre (lo tenía clarísimo que sería así).
Sin dilatar la cosa, se me entregó todo el papeleo y Carlos me dijo que para junio, máximo julio pasaría por quirófano, y me quedaría unas horitas inconsciente (como si no lo fuese ya en ocasiones, jajajja) para hacerme una intervención por laparoscopia.
El problema es que llegó junio y no me llamaban, llegó julio y más de lo mismo, ni una llamada. Hablé con Carlos para avisarle de que pondría una reclamación en atención al paciente y me animó a ello (aún estaba el Covid dando coletazos por aquel entonces, verano 2022).
De modo que después de 2 reclamaciones seguía sin respuesta por parte del hospital y en concreto de la zona perteneciente a quirófano. Y ya empezaba a sentirme incómoda con la situación.
Después de otras 2 reclamaciones, se pusieron en contacto conmigo en septiembre y me citaron para el 12 de octubre. Me extraño al ser fiesta, aunque yo no mando en esas cosas.
Sea como fuera, Itziar compró un billete de avión (ella vive en Gran Canaria) para llegar un día antes de la operación y estar conmigo. Isabella lo organizó todo para estar aquí, junto con mi hermano. No quise decir más entonces. Y según se acercaba la fecha de la operación, les dije que no quería que vinieran, que sabía lo mucho que me querían y lo agradecía, pero que dadas las circunstancia y que yo necesitaría reposo, no sería lo mejor para mí tener más follón en mi casa y tener que estar pendiente de otros, en lugar de mí misma. Que mi Paz Mental estaba por encima de todo y de todos y que ya había aceptado que viniera Itziar para estar conmigo y era suficiente. Es evidente que esto no sentó demasiado bien a mi familia, y a mi madre le causó un trauma, con lágrimas y enfados. Lo puedo entender desde el punto de vista de madre, aunque respeto las decisiones de otros.
Al final y causalidades de la Vida, todo se puso cabeza abajo y hubo cambios inesperados para mí y para todos. Un sábado de madrugada me llaman del hospital, y me dicen que si puedo estar a las 8h allí para entrar en quirófano, que han tenido una serie de errores y cambios y están avisando. Me pareció realmente extraño, aunque lo sentí como una señal del Universo a mi favor y accedí, diciendo que tenían que enviar una ambulancia porque no tenía quién me llevara y vivo a 12km del centro. Se hizo el papeleo y en unas horas tenía la ambulancia en mi puerta. No avise a nadie y deje que todo siguiera su curso hasta después de la operación. Itziar llegó al día siguiente de mi operación, y cuando me llamó se lo conté. Todo esto volvió a traer más enfados y malas contestaciones.
Nadie entendió mi postura y mi forma de actuar, y tampoco respetaron mi decisión. Yo solo quería mantener mi Paz Mental, pasar por toda la operación de una manera tranquila y sin follones a mi alrededor, y el Universo me lo concedió.
A los 5 días de operarme estaba comiendo con unos amigos en una terraza, y a las 6 semanas, estaba de evento en Alicante un fin de semana completo. No diré que ambas situaciones no me pasaron factura, aunque nada grave, salvo un agotamiento excesivo y algunos dolores que podía haber evitado si no fuera una “cabra loka”, jajajjajja
Espero que mi historia te haga reflexionar y te ayude a tomar decisiones para mantener tu Paz Mental por encima de todo y de todos, y le pese a quién le pese. Te sigo contando más historias en los próximos artículos.
Si quieres una Coach típica…….. NO SOY TU COACH
¡Disfruta de tu día!