A veces, cuando escuchamos términos como “psicología transgeneracional” o “ancestros”, podemos sentir que son conceptos lejanos o difíciles de comprender. La palabra “transgeneracional” puede parecer técnica, pero este enfoque tiene bases científicas sólidas que han sido respaldadas por psicoanalistas de renombre. Si te interesa profundizar, hay estudios que avalan estas ideas.
Sin embargo, quiero simplificar esta información para ti. Los desafíos que enfrentas hoy en tu vida no son solo tuyos. Son parte de un legado familiar, de situaciones y patrones que han ocurrido antes dentro de tu sistema familiar. Esto es lo que llamamos el “inconsciente familiar”.
Este inconsciente familiar actúa como un código, una especie de “sistema operativo” que ha guiado a tu clan de generación en generación. Para hacer esto más entendible, imagina tu móvil: aunque funciona bien, con el tiempo empieza a mostrar fallos. A pesar de esto, no lo cambias porque ya te has acostumbrado, y además, cambiar puede ser incómodo o provocar miedo, especialmente si las experiencias previas con otras marcas no han sido buenas. Del mismo modo, lo que has heredado de tu familia también te hace sentir que perteneces. Pero a veces, hay aspectos que no te encajan del todo. Tal vez tienes miedo de decepcionar a tu familia o romper con las expectativas familiares.
Estos códigos se transmiten a través de nombres recurrentes, patrones de comportamiento, secretos familiares, traumas, fechas importantes, e incluso en enfermedades o profesiones que se repiten. Hay tres maneras de manejar estos códigos: repitiéndolos, haciendo lo contrario, o sanándolos.
Por ejemplo, el nombre que te dieron tus padres tiene un significado, una intención. A veces, te ponen el nombre de un abuelo o de alguien que murió prematuramente. Esta elección puede estar motivada por el amor o el respeto, pero también puede integrar inconscientemente las expectativas y cargas emocionales no resueltas de esa persona. Es como si tomaras el relevo de sus sueños no cumplidos.
Así mismo, las fechas significativas, como tu fecha de nacimiento coincidiendo con la de un ancestro, pueden señalar que has sido elegida para sanar algo pendiente en tu linaje. Las enfermedades hereditarias o congénitas también son códigos, manifestaciones físicas de un impacto emocional que no fue resuelto.
Los patrones en las relaciones interpersonales, ya sea con tus padres, pareja o hermanos, también te permiten ver dónde hubo conflictos o lealtades que limitaron a los miembros de tu familia. Estos patrones pueden repetirse hasta que sean reconocidos y sanados.
Sanar es actualizar el sistema operativo de tu vida. No se trata de borrar el pasado, sino de reconocerlo, honrarlo y luego vivir de acuerdo con tus propias necesidades y valores. En el fondo, aquellos que vinieron antes no querían que repitieras su dolor; simplemente, tal vez no supieron transmitirte su verdadero mensaje de otra manera.
Cuando decides sanar, también tomas la fuerza de tu clan. Porque aunque dejaron asuntos sin resolver, también tenían talentos y fortalezas que ahora viven en ti. Sanar es una forma de liberar todo ese potencial y permitir que tu vida fluya desde un lugar de congruencia y bienestar.
Si estás lista para descifrar estos códigos y empezar a sanar, estoy aquí para acompañarte en este proceso. No existe una fórmula mágica, pero juntas podemos encontrar el camino hacia una vida más plena y consciente.
Un comentario
Hola Claudia. Me han parecido tan interesantes tus palabras, que estoy deseando leer las siguientes. Es un tema que siempre me ha llamado la atención, pero nunca lo había visto tan fluido, tan fácil de entender. Muchas gracias por compartirlo. Besos.
Pepi.