El proceso de sanación no es fácil, pero es simple. El primer paso es el más difícil. Cuando una persona inicia un proceso terapéutico, es porque ha llegado a un punto de inflexión donde al menos se plantea otra forma de vivir su experiencia de vida.
En realidad, no importa el método que elijas, ya sea tradicional o vanguardista, todos tienen su valor. Sin embargo, no se trata de buscar anestesias temporales. Si no abordas tu problemática desde la raíz, corres el riesgo de volver una y otra vez al punto de partida.
Aquí es donde encontré la diferencia con la psicogenealogía. Como psicóloga estaba muy acostumbrada a la psicoterapia tradicional, incluso en mi mente pensaba que entre más convencional era mejor. Sin embargo, los tiempos también cambian en la ciencia y en la psicología, y cada vez más se abre ese espacio para ver más allá del cuerpo-mente, y del cuerpo y la mente por separado. No estamos separados, y menos en familia.
El sufrimiento es opcional
Desde la psicología transgeneracional sabemos que lo que no se resolvió en otras generaciones, pasa a ti a través del inconsciente familiar. Así, las mujeres que vivieron abandono, abuso, pérdidas, engaños y un largo etcétera de sufrimientos, y lo dejaron sin resolver, te heredan esas vivencias como mujer (tu lado femenino), las creencias de desmerecimiento y los patrones de conducta, ante situaciones que inconscientemente te conectan con aquello que causó dolor.
Tú decides si quieres seguir repitiendo experiencias y patrones, manteniendo un sistema de creencias que no contribuye a tu bienestar. Como ejemplo de estas experiencias y patrones, puede estar:
- Una realidad que te mantiene en estado de supervivencia: carencia, maltrato, enfermedad.
- Conflictos en tus relaciones personales y familiares que son insoportables.
- Síntomas físicos que están descontrolados.
Si hoy experimentas alguno de estos aspectos, es la señal para iniciar un proceso de sanación
Decidir es el primer paso
Decidir es elegir una alternativa, tomar un camino u otro. Es decir, repetir, sufrir como tu madre o abuela, o sanar. Honra a las que vinieron antes, pues esto no va de olvidarte de ellas o de alimentar el resentimiento, esto va de saber que justo lo que ellas no desean para ti, es que vivas sobre sus propios pasos.
Estar en este espacio y tiempo, significa que por lógica tienes más y mejores herramientas para gestionar la realidad. Usa la evolución que representas para cambiar la historia. Olvídate de las lealtades invisibles y ancestrales, que te limitan. Da un paso en consciencia, en apertura, en comprensión y compasión, en amor.
Un estilo de vida de responsabilidad
En este proceso, que realmente es más un estilo de vida en el que te haces responsable de tu bienestar, el principio es lo más complicado. Te encontrarás con que:
- A veces te sentirás sola, porque la realidad es que lo conocido es más cómodo, aunque duela.
- Tu entorno te disparará emociones, no todos están en el mismo momento, cada una tenemos un camino diferente, aunque todos lleven o intenten llevar al mismo lugar.
- Algunas relaciones cambiarán o terminarán, porque el cambio incomoda a los otros, se ven en una disyuntiva de mirarse a sí mismos o continuar en su mismo sitio conocido y cómodo.
- Algunas personas no te entenderán y opinarán, algunas personas están convencidas de que su forma es la forma de vivir, y otras justifican sus propia realidad a través de opiniones o críticas que no aportan.
- Te sentirás culpable al poner límites, sentirás que estás alejando a la gente que siempre ha estado. La realidad es que si alguien no se alegra por que tu nivel de bienestar sea más grande, no es ahí.
- Tendrás que dar pasos fuera de tu zona de confort, si lo haces de manera congruente y pausada, lo puedes lograr.
Descubrimientos en el camino
Sin embargo, conforme avanzas en este camino y te vas haciendo más consciente de ti misma, descubrirás que:
- Lo “normal” en realidad es muy disfuncional.
- Cada vez te sentirás mejor en tu propia compañía.
- Podrás contar tu historia desde el presente.
Las mujeres sanan
Las mujeres ya no sufren, las mujeres sanan. Las mujeres hacemos más del 70% de las personas que inician procesos de sanación, desde los más ortodoxos y convencionales, hasta los más novedosos y vanguardistas. Estamos en el momento histórico en que es más fácil que nunca, crearnos una nueva realidad.
Cualquier proceso de sanación es un viaje de autodescubrimiento y transformación que te empodera para vivir una vida auténtica y plena. La realidad es que sanar puede ser incómodo, pero la recompensa te hace imposible querer volver atrás.
Por mi parte, desde la psicología transgeneracional, se inicia este proceso hacia una versión más consciente y compasiva de ti misma, donde las cargas del pasado se liberan y se abrazan nuevas posibilidades. ¿Estás lista para dar el primer paso?