Mi Épica Batalla Contra los Elementos (O Cómo el Universo Conspiró Contra Mi Regreso al Deporte)
¡Saludos, valiente seguidora de mis aventuras en la soltería, la maternidad, y ahora, la reconquista del mundo deportivo! Aquí Elena Ramírez, decidida a poner fin a mi “pausa del deporte” y presionar el botón de play con todo el entusiasmo de una principiante. Y, cómo no, el día que elijo para esta hazaña resulta ser el equivalente meteorológico de una broma de mal gusto.
La Preparación
Ahí estaba yo, mirándome al espejo, ajustándome el casco con la determinación de un gladiador. “Hoy”, me dije, “el mundo será testigo de mi glorioso retorno al deporte”. Afuera, las nubes parecían amigables. O eso pensé.
Con mi atuendo de ciclista recién estrenado (que gritaba “novata” en seis idiomas diferentes), salí, bici en mano, lista para conquistar las calles. Pero justo en ese momento, el cielo decidió abrir sus compuertas y descargar una lluvia como para construir un arca. “Está bien”, pensé, “un poco de agua no detendrá a esta valiente deportista”. Pero la mirada de “te lo dije” de mi vecino desde su ventana me hizo reconsiderar. Con una dignidad maltrecha, di media vuelta hacia casa.
Cambio de Planes
Decidí entonces dedicarme a tareas más productivas mientras esperaba una tregua del cielo. Ordené, limpié, e incluso, en un arranque de optimismo, preparé un batido verde que sabía a tristeza y decisiones cuestionables.
Una vez que el sol se asomó, con una sonrisa triunfal y el corazón lleno de esperanza, salí nuevamente, solo para ser recibida por una súbita granizada. “¿En serio, Universo? ¿Es personal?” Con el orgullo herido y algo de hielo en el cabello, volví para casa con “el rabo entre las piernas”, mientras mi vecino la seguía gozando.
La Cerveza y Algo Más
Decidí ir a despejarme, tenía que olvidarme de mis intentos fallidos con la bici. Entre sorbos de cerveza y risas, el tiempo pasó volando con esa persona tan especial que parece disfrutar tanto de mis desventuras como de mi compañía. Cuando finalmente el cielo se despejó, y mi corazón se llenó de valentía (o tal vez era solo la cerveza haciendo efecto), decidí darle a la vida otra oportunidad.
La Conquista (Fría) de la Ciudad
Ahí estaba yo, finalmente sobre mi bici, pedaleando por las calles con el entusiasmo de quien tiene todo por ganar. Pero, querid@ amig@, dejame decirte que el frío es un enemigo astuto. Mis orejas y narices empezaron a congelarse, cada bocanada de aire helado era un recordatorio de que, quizás, el sofá no era tan mal compañero de entrenamiento.
Después de veinte minutos de valiente lucha contra el viento que parecía querer llevarme a otra dimensión, di media vuelta. La aventura había terminado, no con una foto triunfal, sino conmigo, derrotada por el clima, soñando con una ducha caliente.
Reflexiones Finales
Así que aquí me tienes, querid@ lectora, de vuelta en casa, preguntándome si el destino me está diciendo que mi regreso al deporte debería ser más bien un retorno gradual. Quizás mañana pruebe con algo menos ambicioso… como el yoga en mi Wii.
¿Y tú? ¿Has enfrentado alguna vez a los elementos en un intento de retomar viejas pasiones? ¿O el universo también conspira contra ti con un sentido del humor particularmente irónico? ¡Comparte tus historias conmigo! estoy deseando escucharte.
¡Hasta la próxima entrega de “Elena Ramírez 360º”, donde seguiremos desafiando al destino, un día (y un desastre) a la vez!