Mi vecina se ha levantado hoy nerviosa. Quiere aparentar que no lo está, pero se le nota. Se cruza en el ascensor con la vecina del cuarto y solo le regala un escueto saludo con una sonrisa forzada, enseñando demasiado los dientes. No está centrada. Solo puede pensar en la cita que tiene en una hora. Una cita en el hospital, esos lugares fríos que tan poco gustan a mi querida vecina. Enfila el pasillo que le lleva al metro. Faltan dos minutos para que llegue el convoy y sus pies no paran de moverse por el andén, de un lado al otro. Sale de la boca del metro y parece que le falta más aire fuera que dentro. Tiene delante el hospital y se acerca el momento por el que hoy está nerviosa, sudada.
“¡Menos mal que no huelo!”, piensa.
En recepción recoge el ticket que le da el turno para la prueba que le espera tras el portón. Su número sale en la pantalla y con la cabeza alta pero el corazón encogido se dirige en soledad a eso que le aterra.
La llaman por su nombre. Se mete en una sala fría tras la radióloga. Le piden que se desnude de cintura para arriba. Frío, vergüenza y miedo es lo que siente mientras se acerca a la máquina. La radióloga manipula su pecho con cuidado pero entonces llega la máquina para hacer el trabajo sucio y estrujar su mama. Quiere gritar, pero no puede. Llorar. Demasiado drama incluso para ella, pero por dentro se siente dolorida. Un pecho. Luego el otro. Piensa la de pechos que la radióloga debe de manipular y ver al día y quiere parecerle graciosa la estampa pero más bien le parece rocambolesca. Con el segundo pecho repiten una de las muestras. Mi vecina intenta hacer una broma a la chica que le atiende, para quitarle dramatismo al asunto, pero no le sigue la coña.
Por fin acaban. Se viste y se va.
Llega a casa con los nervios todavía en el cuerpo. No quiere preocupar a su bonita familia, así que entra risueña por la puerta, reparte besos y abrazos y se pone una copa de vino con su marido para pasar el mal trago de la tarde. Su marido la abraza y le reconforta en parte, pero solo ella sabe el mal rato del momento y que el alivio total solo vendrá con los resultados del día siguiente, si todo va bien.