Historia de una niña pastora que quiso ser escritora: mi abuelita
Echando la vista atrás, y teniendo en cuenta lo mucho que me ha gustado y apasionado escribir desde que era bien pequeña, no me cabe duda que los genes de cada una de nosotras marcan, de alguna manera, el camino desde que nacemos.
Por este motivo he decidido que el primer artículo de esta sección, dedicada a las Historias de la Comunidad de Mujeres Cualquiera, sea sobre mi abuela :).
El 25 de marzo de 1925 nació en Villares de la Reina, una preciosa niña, la tercera de siete hermanos. En esa época no era raro formar parte de familia numerosa. Un ejemplo es que en la familia de mi madre fueron 12 hermanos, ni más, ni menos…y para la sociedad era algo de lo más normal. En aquellos tiempos no existían los anticonceptivos, ni se ponían medidas para frenar la natalidad…y lo malo es que daba igual que fueras una familia humilde, o tuvieras muchos medios para vivir…que podías tener familia numerosa igualmente, y tener que sobrevivir para mantener a todos tus pequeños y sacarles adelante.
Este era el caso de la familia de mi abuela Encarna. Familia humilde sin medios para sobrevivir sin problemas, tenía que emplear a todos sus hijos, los siete, para lograr el sustento familiar cada día. A mi abuela le tocaba ir a pastorear con su padre (mi bisabuelo) cada día, y emplear sus días en el campo, sin tener la posibilidad de ir casi a la escuela.
Es curioso que en esa época la escuela o la universidad, no era lo que más llamaba la atención a las mujeres. No porque ellas no quisieran formar parte del mundo académico, si no, porque las vidas de la mayoría estaban ligadas a la crianza y dedicación a sus familias, y así se lo enseñaban desde pequeñas…metiéndoles en la cabeza, que lo ideal para ellas sería encontrar un buen marido que les diera hijos para que ellas se encargasen de ellos y de la casa familiar.
Pues a pesar de esa educación, el sueño de mi abuela desde niña, era poder ir a la escuela, a la universidad y tener una carrera… Y aunque el destino de esa humilde niña que deseaba formarse, aprender y ser escritora, le deparó ser pastora, ella empleaba todo su tiempo libre en aprender a leer y a escribir. En el mismo campo, mientras pastoreaba, leía y escribía, y su enciclopedia era la madre naturaleza, su pupitre, ese tronco de árbol caído, su cuaderno, la tierra pisoteada por sus ovejas, y su lapicero una pequeña rama seca.
Mi abuela, a pesar de no haber ido, a penas, a la escuela, tenía un don. Podía crear un poema de la nada, simplemente por la inspiración que le llegaba de ver a los animalitos y las plantas que en su mundo rondaban.
No tuvo preparación académica, pero ella misma se formó, y cuando se hizo mujer, y pudo volar del nido para buscar su nuevo destino, viajó a Madrid. Y allí cumplió muchos de los sueños que había tenido de niña, como poder ver museos como el Museo del Prado, pasear por grandes y hermosos jardines como el Retiro, la Casa de Campo, y seguir aprendiendo y culturizandose sin parar.
Comenzó a viajar, y a visitar aquellos lugares hermosos que sólo había leído en libros. Y en uno de esos viajes, llegó a Marruecos. Su vida allí fue muy excitante, además de conocer a mi abuelo, un guapo y apuesto “galán” que era militar, vivió en bellas ciudades, acudió a fiestas, bailes y eventos a los que nunca habría imaginado poder asistir… Y comenzó a descubrir el mundo que no pudo de pequeña.
Pero el destino la devolvió a la realidad, y mi abuelo y ella tuvieron que volver a España, pero esta vez juntos. Y montaron un pequeño negocio, una tienda de alimentación y de todo tipo de cosas (lo que ahora se conoce como “chinos”), que mi abuela llevaba a la perfección (inventario, finanzas, administración, atención al público, contabilidad, …) , a pesar de no tener estudios.
Tuvieron cuatro hijos, dos de ellos murieron a los pocos meses de nacer… Algo que marcó mucho a mi abuela, pero que pudo rehacerse y sacar fuerzas para poder dedicarse en cuerpo y alma a sus otros dos hijos: mi padre, y mi tía.
Vinieron tiempos mejores, y mi abuela volvió a sonreir, leer y escribir. Y escribía sobre sus viajes e historias, y todas sus amigas hacían cola para escucharlas.
Muchos años después mi abuelo Antonio murió de una larga y desesperante enfermedad: el Alzeimer. Y mi abuela, a pesar de seguir con la cabeza perfecta, y acordándose de cada poema, y cada historia pasada, no llegó a ser la misma.
Mi tía se la llevaba de vacaciones para que volviera a pisar la arena de la playa cada año, y para que siguiera disfrutando de lo que más le gustaba, conocer lugares nuevos y escribir sobre ellos.
Tenía unos cuadernos dónde iba anotando sus poemas, que aunque escritos estaban, los recitaba de memoria. Y hasta el día de su muerte, pudo seguir recitando cada uno de esos poemas sin problema ninguno.
Años después de que mi abuela falleciera, mi padre empezó a recopilar todos esos poemas y anotaciones que iba metiendo en sus cuadernos, y lo preparó todo en formato libro. Y aunque no pudo hacerlo en vida, finalmente, pudo hacer su sueño realidad de ser escritora.
Aquella humilde niña pastora, que soñaba con ser escritora…
Gracias abuela por todo el amor que me diste y por dejarme de herencia tu amor por la escritura 🙂
6 respuestas
Elena has completado mejorándo lo que yo había reflejado en el libro en lo referente a la pequeña biografía de la ABUELA LOS GENES VAN MEJORANDO MUCHOS BESOS TE QUEREMOS
Gracias Papá :D. Me alegra muchísimo que te haya gustado y de que os sintáis orgullosos de mi. Pero el orgullo es mío y el agradecimiento por haberme dado todo y sobre todo haberme enseñado a luchar por mis sueños y a tener unos principios y valores de vida que me han hecho ser lo que soy. ¡Os Quiero!
Elena Ramírez
Qué maravilla!!! Me he emocionado. Enhorabuena por haber tenido una abuela tan especial
Muchísimas gracias preciosa!!! Seguro que las tuyas han sido lo más, viendo a las nietas tan increíbles que tienen. Te propongo algo, cuéntame la historia de alguna de tus abuelas, o de tu mami, que es una Mujer de los pies a la cabeza, y que adoro, y yo la cuento aquí.
Un besazo enorme mi niña!
Elena Ramírez
Elena, gran historia de tu abuela, supetacion, apuesta y confianza con la vida, gracias
M Àngels
Muchas gracias amiga y compañera!!! Un orgullo de abuela y buena herencia le dejó por su amor a la escritura. Un besazo y mil gracias por tu comentario