Mi Historia: “El destino es el viaje”
Querid@ Lector@, como dice el poema de Kavafis: ”Itaca es el camino”. Con estas líneas quiero mostrate como cada viaje, cada lugar y cada destino es un aprendizaje que te llevarás durante tu estancia en este mundo. Para ello, es necesario estar presente y ser consciente del ahora, porque lo importante son las experiencias y aprendizajes que te llevas de ellas. Ser conscientes de ellas, te mostrará tus talentos y tus logros.
¡¡Hola!! Espero que te encuentres bien. Mi nombre es María del Castañar, aunque todos me conocen como Casti. A lo largo de mi vida he residido en distintas ciudades de España, y en diferentes países del mundo. Hace casi 15 años resido fuera de España.
Creo que lo importante en nuestra vida no es acumular eventos y acontecimientos, sino experiencias que nos hagan crecer como personas. Por ello, os relataré mi historia intentándome enfocar en los aprendizajes y autoconocimientos que he ido descubriendo en mi transitar en este mundo.
Siempre respetándome y responsabilizándome de mis actos.
Cuando cumplí 14 años comenzó mi aventura por el mundo. Soy de la villa salmantina de Béjar, donde viví con mis padres rodeada de mis abuelos, tíos y primos hasta el año 1988. Fue entonces cuando mi familia (padres y hermanas) y yo nos fuimos a vivir a Ávila debido a que mi padre cambió de trabajo. Mi adaptación durante los primeros meses fue un poco difícil, estaba en plena adolescencia y saliendo de mi entorno conocido. Ahí fue cuando aprendí la importancia de ser una persona proactiva y abierta a conocer y darme a conocer. Hasta entonces yo había sido una chica introvertida, tímida y vergonzosa. Pero cuando llegas a un nuevo lugar, donde no conoces a nadie, debes ser tú quien salte la barrera de la timidez para comenzar a relacionarte. De esta manera, conseguí tener un grupo de amigas y amigos que en la actualidad aún mantengo, de lo cual me siento muy orgullosa y feliz.
Después de 4 años, me fui a vivir y a estudiar sola a la ciudad universitaria de Salamanca. Durante ese tiempo aprendí a vivir lejos de mi familia, adaptándome a convivir con personas desconocidas, y adaptándome también a nuevos horarios y formas de vida. Fue una gran experiencia y enseñanza para mí aprender a ser la única responsable de mí. Tenía que llevar una casa y estudiar, organizar mis horarios pues aunque nadie controlaba si lo cumplía o no, en mi beneficio propio me interesaba cumplir con mis responsabilidades.
Una vez que terminé mi Licenciatura en Admón. y Dirección de Empresas, regresé a trabajar 2 años a Béjar. Este tiempo me hizo reflexionar sobre cómo vamos cambiando a lo largo de nuestras vidas y experiencias. Volver al nido de la familia siendo una persona diferente a la que se fue, implica dificultades que solventé aceptando la situación de una manera amable. Esta experiencia me mostró de nuevo la capacidad de resiliencia ante los distintos cambios, la importancia de la aceptación y el agradecimiento.
Después de ese tiempo volví a residir y trabajar en Salamanca durante 4 años. Transcurridos los cuáles, decidí dejar la entidad bancaria donde trabajaba para ir a Madrid a trabajar a otra entidad financiera en 2002. Estos últimos cambios en mi vida me hicieron crecer personalmente además de laboralmente, conociendo poderes en mí que hasta el momento no sabía que tenía. Cada cambio implica nuevas formas de hacer las cosas. Los cambios te dan la oportunidad de descubrir las diferentes formas de vida que existen, y como vas eligiendo la que mejor se adapta a tu situación. La resiliencia es muy importante, pero también la voluntad, la responsabilidad y el respeto a uno mismo. Ser responsable de la toma de decisiones que en principio no parecen ser acertadas, pero que sientes que tienes que hacer y con el tiempo te demuestran que fueron acertadas.
Fue en esta etapa trabajando en Madrid, cuando sucedió algo que marcó mi manera de enfrentarme al miedo. El 11 de marzo del 2004, como cada mañana a las 7:12am cogía el tren en Aranjuez para dirigirme a mi oficina en Entrevias. Cuando el tren llegaba a Atocha, hacía explosión un tren a dos vías de la nuestra. Por suerte, nuestro tren no sufrió ningún daño, y después de unos largos e intensos minutos, sin abrir puertas retroció en su trayecto hasta llegar a la parada de Villaverde Bajo, donde nos dijeron que teníamos que abandonar el tren. Fueron momentos de angustia y desazón hasta que pude encontrar a una de mis hermanas que viajaba en otro tren. Lo vivido ese día en Madrid fue terrible. Pero lo peor estaba por llegar, y no se hizo esperar. Al día siguiente a las 7:12am tenía que coger de nuevo el tren pues había que llegar al trabajo. Estaba aterrada. Ese día vencí al miedo, ese miedo por todo lo vivido el día anterior y que nadie garantizaba que no volviera a suceder. De echo, aun nadie lo garantiza. Este lamentable suceso, en el que perdí clientes y conocidos, fue el que me mostró mi capacidad de afrontar situaciones de miedo con determinación y templanza. Y como bien dice Julio de la Iglesia “El miedo es de valientes”.
En 2007, me convertí en mamá por primera vez y decidí pedir una excedencia en mi trabajo para dedicarme por completo al cuidado de mi hijo durante su primer año de vida. En ningún momento, dudé de lo que iba a hacer desde que le ví la carita cuando nació. Muchas personas no vieron bien mi decisión de dedicar a mi hijo un año de mi vida, dejando a un lado mi vida laboral. Siempre trasmití mi decisión con apertura y respeto a las diferentes opiniones, y no me arrepentí de mi decisión. Fue un año precioso y lleno de descubrimientos. Desde mi punto de vista, cuando tienes un hijo, dejas de ser tú en cierto modo, pues ahora hay una vida humana que depende de tí y es para siempre. Todos tus actos, en mi caso, están condicionados a mi identidad como madre. Os cuento un ejemplo simple de ello: soy esquiadora y tengo que reconocer que siempre fui un poco intrepida en la práctica deportiva, pero desde que me convertí en mamá, de manera natural, mi práctica del esqui ha sido más tranquila, al igual que en otros deportes que práctico.
En 2009, cuando nuestro hijo tenía 2 añitos, decidimos salir de España, para que mi esposo evolucionara en su carrera profesional dentro de la misma empresa. Siempre me he caracterizado por mis ganas de conocer nuevos lugares y personas, por lo que no recuerdo que fuera duro tomar la decisión de salir a vivir fuera de España. Ese afán por descubrir nuevos mundos es lo que nos ha llevado a donde estamos hoy. Lo más díficil fue dejar a mis padres y que no puedan disfrutar de sus nietos tan a menudo, ni los nietos de sus abuelos. Laboralmente, solicité una nueva excedencia. Esta vez fue diferente pues en el nuevo destino (Bucarest), mi hijo ya iba al colegio y mi esposo a su trabajo, por lo cual yo me encontré durante un par de meses desubicada, sin saber cuál era mi propósito allí en ese momento. Gracias a mis anteriores experiencias y a mi carácter abierto, comencé a buscar gente con quien relacionarme. A través de las mamás del colegio y de asistir a un club social, conseguí formar un grupo grandioso de amigas con las que compartir gustos e inquietudes. Hasta el día de hoy mantenemos fuertes estos lazos, aun estando nuestras familias dispersas por el mundo. Creamos y somos una gran familia.
En 2011 llegó a nuestras vidas nuestro segundo hijo, el cual nos sorprendió pues al nacer le descubrieron dos cardiopatías congénitas, que por suerte, le fueron operadas a sus 15 días de vida. Fueron momentos muy complicados, en los que me cuestioné muchas cosas. La vida te sacude para que no se te olvide la importancia de vivir el momento presente. La lección de vida y fortaleza que me transmitió mi hijo recién nacido, el cariño y entusiasmo de mi primogénito, y la entereza y cercanía de mi esposo, me dieron las claves para enfrentarme a las circunstancias y agradecer la vida y aprendizaje continuo.
En 2012, nos trasladamos a Zúrich. Este año llegó por sorpresa a nuestras vidas nuestro tercer hijo y nos convertimos en familia numerosa, algo que antes nunca me había planteado, y de lo que cada día estoy más feliz. Llegó con dos meses de antelación, por lo que no estaba ni física ni mentalmente preparada, además de nacer en un país en el que llevábamos 3 meses viviendo. Estaba planeado que naciera en España. De nuevo, la vida te zarandea. Con esto aprendí a soltar expectativas, la importancia de no ajustarse a planes rígidos que provocan malestar si no se cumplen algunas de las premisas. Los dos primeros años en Suiza fueron los más duros para mí, tanto física como anímicamente. Mi esposo estaba la mayor parte de las semanas fuera de casa y del país por motivos laborales, y yo me encontré con tres niños, dos de ellos bebés de un año de diferencia en un país difícil para el que llega de fuera. La idiosincrasia del país junto a mi situación personal (siempre fui muy perfeccionista y querer tenerlo todo controlado) hicieron que llegara a un punto que no me permitía descansar ni dormir.
Entré en un bucle de pensamientos angustiosos. Era incapaz de disfrutar ningún momento, esos pensamientos se hicieron con el control. Después de múltiples controles médicos, me diagnosticaron agotamiento físico y mental. Solución: pensar en mí, cuidarme, aprender a dedicarme tiempo de calidad, soltar la responsabilidad que me había autoimpuesto, el control y el querer ser “superwoman”. Aceptar mi vulnerabilidad.
Así pude volver a ser yo en una versión mejorada. Ahí fue cuando me dediqué tiempo de calidad, descubriendo la psicología cognitiva e investigando en el desarrollo personal. Desde entonces soy una persona nueva, en constante crecimiento, conociéndome por dentro y por fuera, presente y consciente de cada momento, abierta y resiliente a los cambios, sin expectativas ni querer controlar, abrazando la incertidumbre de cada día, disfrutando del ahora, de mí, mis hijos y mi familia, y aceptando la vulnerabilidad y los muros que nos va poniendo la vida, como oportunidades para crecer.
Después de ese último año en Suiza y mi “renacer”, hemos residido en otros países (España, El Salvador, México, USA), con una pandemia de por medio que hizo que toda la familia residiéramos virtualmente en otro país (Argentina) sin llegar físicamente a pisarlo. Con el autoconocimiento adquirido considero que en estos últimos destinos me he sentido plena, disfrutando del presente y siendo consciente de cada instante, abierta al cambio, a la incertidumbre y adaptándome a lo que toca en cada momento. Por supuesto, que tengo momentos de bajón, pero es también importante aprender a permitirte esos momentos, pudiendo reflexionar sobre ellos y lo que te muestran.
La pandemia de COVID19, nos pilló viviendo en El Salvador. El primer mes de encierro estuve junto a mis hijos sola, pues mi esposo se encontraba en otro país. Fue gracias a este autoconocimiento que pude vivir ese tiempo de una manera serena y aprovechando las enseñanzas de tener que permanecer en casa.
De manera transversal a mi vida, desde mi época universitaria he estado colaborando como voluntaria, en diferentes organizaciones no gubernamentales (MPDL, Ayuda en Acción, MSF, Menudos Corazones, Sana mi Corazón, Vicente Ferrer…), centros de acogida (Don Orione en Rumania…) y hospitales (Hospital Infantil Benjamín Bloom en San Salvador…), en los distintos lugares y países donde he vivido.
Fue en 2021 cuando decidí unir mi vocación y placer por ayudar a las personas, con mi experiencia de vida como mamá expatriada y mis conocimientos en desarrollo personal, enfocándome en acompañar a las familias, expatriadas y no expatriadas, mediante procesos de coaching que les permita autoconocerse y descubrir su potencial para disfrutar de manera plena en sus diferentes destinos.
La razón de mi actividad es acompañar a personas que salieron de su ciudad o país siguiendo a sus parejas, emprendiendo un viaje a lo desconocido, y necesitan un acompañamiento para conseguir descubrirse y conocer las habilidades, capacidades y el poder que tienen dentro independientemente donde se encuentren.
Deseo aportar al mundo mi experiencia de más de 20 años viviendo fuera de mi ciudad y país de origen, formando una familia, y lo que es más importante, descubriendome y conociendo mi poder, mis capacidades, habilidades y sobre todo valorar todos los logros conseguidos. Acompañándolos con mis experiencias y herramientas para que consigan ser unas personas plenas por ellas mismas con independencia del lugar donde y con quien se encuentren.
Todos los países, por más complejos que sean, tienen algo que enseñarnos y mostrarnos. Tienen algo para descubrir y disfrutar, y algo para hacernos más fuertes, para desafiarnos. Solo se trata de encontrar qué te ofrece cada país que contribuirá a tu desarrollo personal.
A través de talleres, procesos de coaching individuales y grupales doy soporte a las parejas, mamas expatriadas que llegan a países nuevos, para que construyan un nuevo hogar allá donde se encuentren, y sobre todo se vayan construyendo a ellas mismas con unos valores, creencias, capacidades que las lleven a descubrir una identidad nueva en alineación con su esencia disfrutando de una vida plena. El hogar está dentro de cada un@. El poder y las herramientas están dentro de cada un@, te acompaño a que las descubras.
Deseo que las personas (mujeres y hombres, mamás y papás) que se encuentren en un momento de desconcierto, sin saber cuáles son sus metas, sus objetivos, quiénes son y cuál es su misión en la vida, puedan acudir a mí con la confianza de que les proporcionaré un acompañamiento fiel y de confianza para que descubran quienes realmente son y cuáles son sus fortalezas y capacidades, para que se sientan viviendo en alineación con sus valores y creencias, allá donde y con quien se encuentren, solos o acompañados.
Mi misión es ayudar a resolver y superar las dificultades que no les permiten adaptarse a disfrutar de su nuevo destino, ayudarles a encontrar que es lo que les causa ansiedad y mostrarles el camino para que sean capaces de gestionarlo para llegar a una vida serena y saludable.
Mi principal motivación es ayudar a los demás a conseguir cambiar sus vidas alcanzando su mejor versión, y pudiendo pasar más tiempo de calidad con ellos mismos y con sus seres queridos, siendo conscientes del presente.
“No reces por una vida sencilla, reza por la fortaleza para resistir una vida difícil. La vida fácil acaba convirtiéndose en difícil. Evitar situaciones agradables nos aleja del crecimiento y el crecimiento es la base del desarrollo personal. Los problemas se vuelven más pequeños a medida que ganas en conocimiento y experiencia.” Anónimo
2 respuestas
Mi comentario se refiere a la historia ejemplar de Casti. Es un gran regalo para todas leer su historia, sin quejas, sacando lo bueno de de cada situación por adversa que sea. Tener esta capacidad de reflexión y no rindirse ante nada y nadie. Felicitación por su manera altruista de ayudar a los necesitados. Gran complimento querida. Eres un ejemplo a seguir. ❤️
¡Muchísimas gracias por tus comentarios Bruni!
Seguramente tú también una mujer enfocada en la parte amable de la vida, que nos da fuerza para seguir adelante disfrutando del presente. Un abrazo.