Vivir bajo tus propios términos requiere saber quién eres, y para eso es indispensable conocer tu historia. Es decir, hoy en día existen gran cantidad de herramientas, recursos en forma de programas, que te invitan a descifrar qué quieres y cómo llegar a ello. Sin embargo, para que el resultado sea sostenible, es necesario ir más profundo, más allá del deseo, ir a tu origen.
Tu origen está en tu historia, no sólo desde que llegaste al mundo, sino en la historia de los que llegaron antes que tú, dentro de tu sistema familiar. Porque la forma en la que ellos llegaron y vivieron su experiencia de vida, te va a marcar desde mucho antes de llegar a esta vida.
Este proceso no es magia, tampoco es fácil, pero sí es sencillo. Se trata de cuestionar la información con la que vives tu día a día. Gran parte de tu comportamiento está impulsado por información inconsciente, proveniente del colectivo, lo familiar y lo individual. No es fácil pues está comprobado científicamente, que funcionamos a través de información que es inconsciente en un 97%. Es decir, que tenemos un 3% de oportunidad para introducir información nueva. Es sencillo, porque puedes decidir diferente.
La información que se transmite de generación en generación no es una condena, sino una oportunidad para crecer y evolucionar. Ser observadora de esta información te permitirá hacerte una pregunta clave: ¿para qué vivo lo que estoy experimentando? Y si volvemos al tema de estos programas que te ayudan a “descifrar tu vida”: ¿para qué quieres lo que quieres?
Estás condicionada por las generaciones anteriores en tus creencias, patrones de pensamiento y conducta. Si no asumes el papel de observadora de tu mente, emociones y conductas, dejarás pasar oportunidades en las que un cambio de percepción, haría la diferencia.
Si tu historia te brinda paz y te impulsa cada día, no hay necesidad de cambio. Pero si te genera culpa, ansiedad o miedo, entonces no está funcionando y mantenerte aferrada a ella sólo perpetúa el ciclo de sufrimiento y dolor, que probablemente tuvieron tus ancestros. Esto se hace por lealtad inconsciente a tu sistema familiar.
La información que tienes como herencia, no es una condena. Construyes tu historia con base en tus experiencias, memorias y creencias heredadas. Tu historia moldea tus patrones y son éstos los que generan preocupaciones, juicios y opiniones que te limitan o bloquean, que justifican tu sufrimiento, convenciéndote de que no hay otras alternativas, y te vuelves la víctima o el victimario de tu propia realidad. Al reconocer tu historia y aprender de ella, te abres a nuevas posibilidades, para vivir con mayor plenitud y autenticidad.
¿Hay alguna razón para conservar patrones que no están actualizados a tu tiempo y espacio?
Tu mente es un campo de energía que emite cargas a través de tus pensamientos, emociones y sentimientos. Estas energías atraen ciertas experiencias o resultados. Si tus acciones provienen de patrones de pensamiento no cuestionados, obtendrás los mismos resultados, aunque cambies tus acciones. La meta es llegar a la congruencia entre mente-emoción-acción. Y el primer paso es la autoindagación.
Auto indagar implica cuestionar, pero cuestionar no es juzgar o criticar, es preguntarte si los conceptos a partir de los que te mueves día con día, son congruentes con tus sueños, con tus metas y con el tiempo y espacio en el que vives. Cuestionar tus verdades, cuidar tus diálogos internos y dejar de contaminar tu mente con suposiciones, te permite cambiar tu percepción y encontrar nuevas posibilidades, diferentes a las que repites constantemente.
No traicionas a tus ancestros, pues ellos no lo supieron hacer mejor. Pero así como tu no quieres que tus hijos repitan tus mismos errores, así como tu deseas que ellos vivan en plenitud. Tus ancestros también desean que actualices la información que te heredaron, que tomes lo que te sirve y deseches lo que no, para alcanzar la realidad que quieres vivir.
Para cambiar lo que te limita, necesitas conocer, reconocer y aceptar tu historia, para poderte liberar de las cargas del pasado. No puedes cambiar el pasado, pero puedes verlo desde otra perspectiva: la de tus abuelos siendo niños, la de sus experiencias de jóvenes y el impacto emocional que eso tuvo en tus padres, y por consiguiente, en ti.
Y luego podrás definir con base en una nueva perspectiva de ti misma, qué quieres y cómo lo vas a lograr.