Todos tenemos miedo a algo, algunos pueden ser irracionales y otros muy lógicos. Nosotros no los elegimos ni los buscamos, pero los padecemos, muchas veces, toda nuestra vida, sin poder hacer nada al respecto. Igual que unos tienen fobia a las arañas o a volar en avión, Meri tiene pánico a las páginas en blanco. Si no lo piensas puedes creer que es una tontería, pero nada más lejos de la verdad, estamos hablando de una cosa muy seria.
Empezó, como todo en la vida, de forma gradual. Cuando era pequeña, las páginas blancas de los libros no le gustaban nada, así que empezó a pintar y a escribir en ellas. Cada vez, era más aprensiva a las hojas vacías y acabó por no soportarlas. Lo mismo pasaba con los cuadernos, la angustia que le producían, hacía que intentase llenarlos de todo aquello que se le ocurría en el menor tiempo posible. Su horror vacui del papel fue creciendo con los años, y ahora, cuando está ante un documento por escribir, le tiemblan hasta las piernas. Si le preguntasen, por su pánico a la oquedad de las hojas, no sabría explicar qué es lo que realmente le turba. Meri no ve lo mismo que tú y que yo en una página en blanco, ella ve soledad y muerte; ve un espacio que hay que llenar antes de que el vacío se extienda, porque sabe que siempre se extiende; ella ve, como en el libro de Michael Ende, a la nada devorando todo el reino de Fantasía y necesita poner remedio a ese futuro más negro que la pez. Donde unos ven un espacio libre para crear y dejar volar su imaginación, ella ve un agujero que hay que tapar cuanto antes, como si de un roto se tratase. Se siente como si tuviera que enfrentar a un desierto y está completamente sola. Puede parecerte que es exagerado, igual que otro creerá ridículo tu pavor a las serpientes o a los payasos. Pero en el fondo, a todos nos da miedo lo mismo, aquello que nos hace sentir indefensos, pequeños… Y todos estamos solos, pues nadie nos puede ayudar a hacer frente a nuestros folios sin escribir. Puede que entiendas un poco más lo que siente Meri. Ahora, a lo mejor, te cuesta más creer que eres escritora. Ha hecho de su miedo su profesión y todos los días se enfrenta a muchas páginas en blanco, eso la convierte en la persona más valiente que conozco. Decidió, que si bien no iba a dejar de sentir terror ante el páramo de los papeles iletrados, prefería aprovecharlo.
Para Meri, el respeto a las hojas vacías debería ser colectivo. Cree que todo el mundo tendría que querer rellenarlas sin parar. Sin embargo, cada uno se enfrenta a sus propios desiertos y tiene su propio suelo yermo que debe ir plantando. Supongo que es muy importante que todos nos dediquemos a luchar contra los huecos que encontremos oportunos, pues es eso de lo que realmente va la vida. De ir llenando los espacios que nos vamos encontrando y entre todos impedir que el vacío se extienda.