La HISTORIA laboral de una Mujer Cualquiera: mis ilusiones

23 de octubre de 2023

Todas y cada una de nosotras, las Mujeres Cualquiera, tenemos una “Historia” laboral. Y no me refiero al simple curriculum que presentamos a las empresas o colgamos en plataformas online de trabajo, para encontrar la manera de ganarnos la vida y el pan de cada día. No, yo me refiero a esa “HISTORIA” laboral que va desde nuestros orígenes, cuando teníamos, tan solo, una ilusión o deseo de “qué seríamos cuando fuéramos mayores”… 

Si echo la mirada atrás, recuerdo que yo quería ser muchas cosas. Pero mi primer deseo, cuando era muy joven, era ser médico como mi papá. Recuerdo siempre decir lo mismo cuando alguien me preguntaba la típica frase hecha de “bonita, y qué quieres ser mayor”, yo respondía: “yo voy a ser médico, como mi padre, para curar y cuidar a las personas”. Es curioso que esa misma frase, ya se la he escuchado a mi hija Alejandra, cuando tenía tan solo cuatro añitos, pero ella decía: “yo voy a ser médica, como mi abuelito, para curar y cuidar a las personas”.

Sí, mi padre siempre marcó mis metas y deseos de “llegar a ser” en la vida. Don Antonio Ramírez, médico jubilado actualmente, fue un referente para todos los pacientes que pasaron por sus consultas. Y no fue un referente solo por curarlos, y cuidarlos, si no que fue un referente para ellos por su dedicación, y atención personal a cada uno de ellos. Mi padre no era sólo el médico del pueblo (pueblos como Valdefuentes, Navarredondilla, Navalmoral, El Barraco, Peñaranda, Macotera, Pedrosillo, y muchos más…) era su psicólogo, su confesor, su amigo,… Y estoy segura, que si preguntase a cualquiera de aquellas personas que tuvieron a mi padre como doctor, todas ellas dirían lo mismo: “inolvidable”.

Porque Don Antonio Ramírez, médico jubilado, dejó huella allí donde estuvo. Tanto amor le tienen que hasta le hicieron una fiesta de despedida en Macotera (Salamanca), con una placa preciosa conmemorativa, cuando cambió de pueblo para acercar más sus lugar de trabajo a nuestra casa.Y hasta ha sido el “Pregonero” de este mismo pueblo, en las fiestas de este año.

Y así veía yo a mi padre, y le veo, y veré siempre. Como un “héroe” mi héroe, que dedicó la mayor parte de su vida a atender a los demás, a curarlos, a cuidarlos, a prestarles la atención que necesitaban en cada momento. Y así veo a todos los médic@s, enfermer@s, celador@s, auxiliares de residencias, policías, bomberos,… y demás personas que por vocación han decidido dedicar sus vidas a la causa más importante que existe, cuidar la salud de todos y cuidar de las personas que lo necesitan.

Pero con los años, mi “profesiones” o “ilusiones” laborales, cambiaban. Con doce años, la edad del pavo, aunque a mi me duró toda la adolescencia, yo quería ser “jugadora de baloncesto”. Que lo fui, a un nivel alto, pero sin dedicarme a ello. Amaba y amo el deporte, y como mis padres eran y son, ambos deportistas, fue fácil conseguir aficionarse a la mayoría de los deportes. Mi madre, que ya lo he contado en otro capítulo anterior, fue jugadora de Fútbol y de balonmano, y una de las primeras integrantes de la selección Española de futbol en el 72. Con poco más de 10 años, yo jugaba en competiciones autonómicas y nacionales al baloncesto, pero también practicaba Fútbol, balonmano, tenis, ciclismo,… y cualquier deporte que exista que tenga una pelota por medio, lo he practicado seguro.

En esa misma etapa de querer ser jugadora de baloncesto, también quería ser cantante. Algo que se me daba muy bien, y que ahora no puedo decir lo mismo, si no lo contrario… Estaba apuntada al coro del Colegio Pablo VI, en Ávila, y allí fui solista varias veces y cantábamos para el obispo todos los años en un auditorio lleno de gente. Qué emocionantes eran los días previos a ese evento, y qué nervios. Recuerdo que uno de esos años, fui también la presentadora de esa Fiesta de Final de Curso, donde todas las clases y actividades extraescolares tenían su espectáculo montado, y preparado con ilusión durante todo un curso. Para preparar esa presentación, me pasaba horas al espejo con un “mortero” de cocina como si fuera un micro, repitiendo una y otra vez el guion de lo que tenía que decir antes de cada actuación. ¡Qué nervios! (Quiero mandarle a mis compis de Pablo VI un millón de besos, y tengo muchas ganas de que podamos reunirnos de nuevo después de 30 años)

Y ya pasados mis trece años, aún estando en el colegio de mis amores Pablo VI, que nunca me cansaré de nombrarlo, llegó mi revelación y mi verdadera ilusión, y que decidiría la carrera que estudié y de la que me licencié: Periodismo.

Fue en este colegio, dónde creé junto con otros compañeros, mi primera Revista, por aquel entonces lo llamamos “Gaceta” y no era digital, como ahora, sino impresa. La imprimiamos nosotros mismos y la distribuíamos a la gente interesada (padres, alumnos y profesores). María Sonsoles, Laura V, Vanesa, Elisabeth, Maite, María Clara, Rocío, Laura S, Raúl, Víctor y Emilio, ellos eran todos los compañer@s que formamos esta maravillosa Gaceta/Revista. A los que mando un besazo desde aquí y os digo, que allí, con vosotros, empezó mi verdadera vocación, GRACIAS.

Tengo que reconocerte, que después de licenciarme, he renegado muchos años de la carrera de Periodismo, y pensado en muchísimas ocasiones que fue un error estudiarlo. Cuando terminé la carrera tenía la sensación de que no quería trabajar de ello. Hice prácticas en algunos diarios deportivos, como redactora, y poco más..porque realmente no me motivaba nada el mundo de la comunicación, salvo escribir lo que me apeteciera

Amaba sentarme en mi escritorio, abrir mi máquina de escribir (que aún tengo guardada en mi trastero) y dejarme llevar por mi imaginación. Escribía sobre historias de ciencia ficción, y me imaginaba mundos increíbles, e historias de amor épicas… Sí, tenía mucha mucha imaginación, tanta que al final nunca terminaba ninguno de esos proyectos de libros que intentaba, porque enseguida me venía otra historia mejor a mi cabeza.. y dejaba la anterior, para escribir sobre la nueva.

Con el tiempo, dejé de escribir y me centré en otras dedicaciones laborales que me dieron ingresos para poder volar del nido. Que os hablaré de todas ellas, o de casi todas más adelante, en otros artículos. Pero esos inicios donde estaba enamorada del periodismo, junto con mis deseos de más pequeña de querer dedicarme a “ayudar” a los demás, se han unido para que ahora, en la actualidad, pueda dedicarme a lo que era mi vocación: ayudar de alguna manera a las personas, y mi ilusión: escribir.

He vuelto a mis inicios, pero ahora siendo una Mujer Cualquiera  Madura, llena de experiencias de vida y laborales, y con mucho que aportar a nuestra Comunidad de Mujeres Cualquiera.

Si quieres seguir conociendo el resto de mi HISTORIA laboral, no te pierdas las próximas publicaciones. Y, por favor, si quieres aportar cualquier comentario, si te sientes identificada o nombrada de alguna manera en el artículo (seguro hay muchas amigas de Pablo VI que queráis compartir alguna anécdota de esas fiestas de fin de curso), estaré encantada de leeros y de comentar con vosotr@s 🙂

Elena Ramirez
Las opiniones o ideas vertidas en esta publicación son responsabilidad exclusiva de su autor. No pretenden reflejar las opiniones o ideario de Autorretrato de Una Mujer Cualquiera o de la Comunidad de Mujeres Cualquiera (CMC). Antes de seguir cualquier consejo o indicación que pudiera mostrarse en esta publicación, consulta con un profesional del sector.

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Elena Ramirez

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Hola soy Elena, una Mujer Cualquiera

Mujer emprendedora y empresaria, madre de los dos amores de mi vida, deportista, amante de los animales y escritora y bloguera en mis tiempos libres. Dedicada al Mundo Digital en la última década, he fundado tres agencias de marketing online, la más reciente es www.bebluee.com

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3 respuestas

  1. Que recuerdos aquellas fiestas de fin de curso.. aquellos solos del coro, tantos nervios, los gallitos q nos salían Todavía me se de memoria el “Molondron molondrero”… Y que guay “la Gaceta escolar” con que emoción la creamos, aunque no nos duro mucho jajaja. Cuántas cosas bonitas y que recuerdos… gracias Elena por devolverme a aquella época tan especial y enhorabuena por este pedazo de blog

    1. Sonsoles, ¡amiga!, que ilusión leerte por aquí. La verdad es que aquellos años fueron maravillosos. Y ahora, con 43, te das cuenta de que las cosas que nos preocupaban antes: si te salía un gallo en mitad de la actuación, si se te olvidaba un texto en la presentación, si fallabas una canasta en un partido, si no sacabas buena nota en un examen,… ahora serían música para nuestros oídos, jejejejeje. Gracias por tu comentario y gracias por guardar esa Gaceta Escolar, porque gracias a ti, he podido volver a verla, y ponerla aquí ;-P un besazo enorme Sonsoles!!

  2. Elena que bonitos aquellos años en Ávila:recuerdo los partidos de baloncesto en canchas al aire libre sin techos con 8y9 grados bajo cero .TU MADRE Y YO OS LLEVÁBAMOS a todas a la cancha en varios viajes en coche , y durante el partido el bigote se me quedaba con hielo de tan bajas temperaturas ,pero no importaba porque era vuestra ilusión y eso no tiene precio ni barreras muchos besos…

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