¡Hola! Me presento, soy Yajaira, pero uno de mis apodos más conocidos y por el nombre que empezaré a escribir es Yai. Nací en Murcia, estuve hasta los seis años, pero por motivos económicos me tuve que mudar a Madrid, en el que ya tengo 10 años vividos aquí, por lo tanto, actualmente tengo 16 años. 

Mis padres son de Bolivia, así que, estoy criada por padres latinoamericanos, bueno, mi madre no estuvo tanto en mi niñez debido a que tenía que trabajar y muy poco la veíamos, lo digo en plural porque en ese entonces tenía a mi hermana que es dos años menor que yo, conmigo. Éramos ella y yo en esos tiempos. Me reconfortaba mucho tenerla a ella, porque, aunque estuviera con mi padre, me sentía bastante sola, pero estar con mi hermana siempre lo hacía más llevadero. 

A decir verdad, no tengo muchos recuerdos de mi infancia en Murcia, solo tengo claro que era mucho más feliz, tal vez sea porque solo era una niña y no sabía a lo que me enfrentaría en Madrid. 

Para poneros en contexto y entendáis a lo que me refiero, primero os voy a contar el porqué de irme de Murcia a Madrid. Mi madre siempre ha sido una mujer luchadora e independiente, y lo sigue siendo. En esa época de mi vida, ella era nuestro sustento, trabajaba a diario y no la podíamos ver mucho. Pero llegó el día en que se quedó sin trabajo, y entonces, tuvo que irse a Madrid para buscarlo y poder seguir alimentándonos. 

Pasamos de ser cuatro a ser tres, y no sé exactamente cuánto tiempo estuvimos así, pero en un abrir y cerrar de ojos, llegó el momento de irnos a Madrid con mi madre. Recuerdo el momento en el que me tocó despedirme de mis primas y de mis tías, y aún siento las lágrimas recorrer por mis mejillas. Seguramente pienses que no era para tanto, y puede que tengas razón, pero tan solo era una niña dejando a sus primas que eran como sus hermanas, y a su tía, que era y es una segunda madre para ella. 

Y llegada a Madrid, concretamente en Vallecas, un lugar totalmente desconocido para mí, donde encontramos un lugar en el cual dormir. Aunque mi madre seguía sin poder estar con nosotros, pero al menos ya estábamos más cerca de ella. Esos tiempos fueron muy difíciles para nosotros, dormíamos juntos en una sola habitación y no nos aceptaban en ningún colegio hasta que, por fin, tuvimos suerte después de muchos intentos. Eso sí nos pillaba un poco lejos de donde vivíamos.

Vivir en esas condiciones no nos ayudaba, así que mi padre se puso en marcha para buscar un nuevo lugar para nosotros.  Después de mucho buscar, encontramos uno que estaba bastante cerca de nuestro colegio y estaba bien de precio, ¡Aleluya!. Aunque seguíamos sin ver a nuestra madre y por mucho tiempo, ya que ella trabajaba como interna y eso no le permitía estar con nosotros todo lo que ella quisiera. Nosotras siempre lo comprendimos, porque a pesar de queríamos pasar tiempo con ella, sabíamos que era el sacrificio que había que asumir para poder vivir y alimentarnos cada día. En principio ya nada malo podía pasar, o eso creíamos. Pero en realidad ahí estábamos solo mi hermana y yo, y mi padre y la bebida.

Si te ha gustado esta primera publicación, te espero cada miércoles en “Diario de una Adolescente” donde te seguiré contando el por qué de mi madurez temprana y de mis altos y bajos que me han hecho ser la niña/mujer que os dedica estas letras. Y deja tus comentarios abajo, que me encantará leerlos y responderte.

Un besito de una Adolescente: Yai