Querida amiga,
Muchos días hablo con mis letras, porque después de tanto tiempo ya tenemos una dulce confianza y les ruego por si acaso ellas tuvieran ese poder, que tal día como hoy llegue el momento que no tenga que existir. Que no haya días de Mujer, ni de Hombre, solo de seres humanos. Que no exista el rosa ni el azul, sino los mil colores que pueden alumbrar la vida; que se quede atrás el llanto de “los niños no lloran” y las princesitas no sean indefensas, porque les hayan enseñado a construir su ahora y su futuro.
Les hablo a mis letras sí y formo palabras con ellas, palabras de esperanza, de derechos compartidos, de vidas sin llantos provocados y todas juntas se me acercan al regazo y me cantan “a capella” sus intenciones y me prometen hacer lo posible, porque los ojos del alma que aún permanecen ciegos se abran a la luz de la igualdad, de la justicia, de todo aquello que empuje a Mujeres y Hombres a sembrar instantes, donde nadie tenga que luchar contra el absurdo.
MUJER
“Regresan tus hermanas de la Piedra, mansos matriarcados que sanan, cuando el vientre y la semilla caminaban a la par.
Te disfrazas con mil caras: Lisístrata sin sexo, Hipatia coronando el ágora sin recelo.
Juana Inés reclamando al claustro beberse la mudez de sus libros; Campoamor soñando el voto; Rigoberta meciendo los derechos quebrados.
Rosa Parks, luchando contra el racismo sentada en el autobús; Frida dibujando su esencia de mujer en sus obras; Malala abriendo las ventanas de su país, por encima de la bala que taladró su cabeza.
Sois todas y una, hijas de la misma entraña.
Ahora susurráis a gritos.
—¡Sombras, sois sólo sombras, bajo la cárcel del chador!
Y el chador se deshace y deja escapar los ojos castigados.
Y quisieras dormirte en barbecho, cuando la voz alza la mano, pero despiertas, le rebanas horas a la vida y te alimentas con ellas, porque siempre te quedará el alma para continuar.”