Sororidad-Somos una

Hola de nuevo una semana más en esta sección Arte y Mujer.

Hoy os hablaré de la preciosa palabra Sororidad, que de mala manera en su día, fue secuestrada por un sector político y repudiada por el otro. Os hablaré de cómo  esa palabra se ha metido en mi ser y se ha quedado para siempre, de cómo me ha influenciado en mi trayectoria artística y personal y contaros un poco sobre mi serie pictórica que lleva su nombre y se inaugura en Madrid este fin de semana. ¡Vamos allá!

Sororidad es una palabra que solo por su sonoridad ya es dulce y magnífica al oído y por su carácter universal es libre, ya que nadie es dueño de las palabras.

En la mayoría de los casos no sabemos su origen, pero en esta ocasión, hasta eso es un regalo; conocemos a su creador y la fecha del parto. Ni más, ni menos que Miguel de Unamuno, que en 1921 la publicó en una revista argentina y en su obra La tía Tula. Refiriéndose a la tragedia de Sófocles sobre Antígona, la hija de Edipo y su madre, Yocasta,  planteando la necesidad de emplear un término equivalente a la palabra fraternal,  pero relacionado con las hermanas:

[..] ¿Fraternal? No, habría que inventar otra palabra que no existe en castellano. Fraternal y fraternidad vienen de frater, hermano, y Antígona era soror, hermana. Y convendría acaso hablar de sororidad y de sororal, de hermandad Femenina.

Me resulta maravillosa, por tanto, esta palabra y me siento plenamente identificada con ella, por lo que transmite y lo que simboliza. Así es que en ese complicado estado mental por el que una artista pasa, (al menos a mi me ocurre), cuando empiezas a crear unas serie pictórica para darle uniformidad y generar una lectura que transmita lo que tienes entre la mente y los pinceles, lo tuve claro; mis mujeres debían ser presentadas con esa hermosa palabra. 

Pero algo faltaba, había que añadir algo que definiera mejor el proyecto, y ahí vino el subtítulo Somos una. Que hace referencia a la unión de dos Mujeres bajo un mismo universo, solo separadas en el tiempo, pero totalmente unidas en la mente y el alma. Dos Mujeres, en cada caso, que se unen en una sola. Dos vidas paralelas y entrelazadas, sin exclusión de pensamiento político, religioso, sexual, de raza o de nacionalidad, sin exclusión de nada. Dos seres que incluyen fuerzas infinitas en un mundo complicado, complejo,  construido sin pensar en su fuerza vital  y en su capacidad. 

Mujeres poderosas, artistas, pensadoras, científicas, escritoras, médicas y MADRES, todas las madres de este mundo, sin las que el mundo no existiría. Representadas por mi madre y mi abuela. Para las que ahora, más que nunca, va dedicada esta muestra.

Cuando me preguntan cómo ha salido esta serie de pintura, que es sin duda un punto de inflexión en mi trabajo, me voy muy atrás en el tiempo. Siempre he admirado y sigo haciéndolo a las grandes Mujeres, partiendo lógicamente de las Mujeres de mi familia. 

Tengo la suerte de pertenecer a una familia muy numerosa, a una gran familia organizada por grandes Mujeres fuertes, valientes, sabias y poderosas,  que han sabido ocupar su espacio y nos han servido de espejo.

Mis abuelas, mis tías, no solo las carnales, hay veces que la sangre te llega por otras venas aún más adentro; mis hermanas mayores y mi MADRE.  La que supo hasta el final siempre estar a la altura, la que supo cuidar, escuchar, aconsejar y criar. Una Madre con mayúsculas que ha sido, es y será el centro de mi inspiración.  

Una admiración infinita a todas y cada una de estas Mujeres que por la época en la que nacieron, por sus circunstancias, por su esfuerzo y su constancia, han quedado escritas en la historia. Mujeres que completan sus vidas con otras futuras, separadas tan solo por el fino hilo del tiempo. Vidas difíciles por el momento en el que vivieron y que se ven recompensadas con otras posteriores, que completan una trayectoria. Vidas que se repiten con más fuerza, si cabe y se complementan. Rostros que se unen formando uno solo. Pasado monocromo que da paso a un presente y un futuro lleno de color.

Mujeres pioneras que con su empeño consiguieron abrir puertas y desprender luz a través de ellas.  

Esta muestra es un reconocimiento a la feminidad, a la fuerza y el poder de un género que por sí mismo consigue todo aquello que se propone, a la constancia, a la sabiduría, a la inteligencia, a la generosidad…

Esta muestra es el reflejo del reconocimiento a todas las Mujeres que llevan toda su vida luchando, a todas aquellas que no se han conformado, a todas aquellas que han dejado huella con autoría o sin ella, a todas aquellas que desde el anonimato han conseguido cambiar el mundo. Un homenaje a todas aquellas que, sin saberlo aún, seguirán cambiándolo. 

Limpias, puras, fuertes, firmes y eternas, sus miradas me transmiten una fuerza interior que me hace explotar ante un hecho que pongo por bandera a través de mi pintura: Las mujeres somos el Patrimonio Natural de este mundo. 

Para conseguir sacar adelante esta muestra, he dedicado varios años de trabajo, de estudio y de ensayos, que permanecen escondidos detrás de estas veinticuatro miradas. Ese tiempo no ha estado centrado plenamente en el momento creador, en la acción de pintar; sino que, utilizando los pinceles de mi mente, lo he dedicado a construir el universo de donde ellas salen. Tiempo en mi estudio lleno de grandes tablas en blanco que con el pasar de los meses se fueron  llenando, como si de algo mágico se tratase, de distintos rostros que llenaban de luz el taller. Para llegar a ese interior desde el que las interpreto, las uno y conformar de ese modo, los nuevos rostros, siempre necesito un tiempo de lectura, investigación y estudio para encontrar esas almas gemelas. No soy una pintora de lo inmediato, soy más de lo meditado; siendo el estudio, la investigación y el trabajo previo fundamental para mí. Creo en el esfuerzo, el órden y la organización. Imprescindibles para afrontar cada proyecto en el que me embarco y quizá sea una deformación profesional, por mi labor docente, el caso es que siempre he necesitado, para todo, ese orden.

Una exposición que ha partido de Córdoba y se quiere comer el mundo. Pamplona, París,  Burdeos, Berlín y mañana sábado 16 de diciembre, a las 19,30 h. Madrid. Mi lugar favorito, en una preciosa galería del Paseo de la Castellana. Santana Arta Gallery, donde os espero con los brazos abiertos hasta el 2 de enero. Siempre que consigo un nuevo espacio donde llevarlas, siento que son ellas las que me llevan  a mí y me van guiando, sintiéndome como una madre con unas hijas que han cumplido su mayoría de edad y ya andan solas. Pero ellas no andan, van volando y me da vértigo, porque hace unos años, ni en mis mejores sueños podría imaginarlo. Ahora que lo estoy viviendo solo me queda dar las gracias a la vida, al universo y, sobre todo, a esas dos estrellas que me cuidan. GRACIAS.

Os espero el próximo viernes para contaros un cuento de Navidad que me cambió la vida hace ahora 10 años, uno de los momentos más difíciles de mi vida, que dió lugar al mayor de los regalos, un cuento mágico porque ocurrió un milagro, de esos que se leen en los libros y ese milagro me dio la fuerza de un titán. Pero todo eso, será la próxima semana. Gracias por leer estos pensamientos de esta humilde pintora. ¡Hasta la próxima!