Como bien sabrás, querida lectora, la UNESCO declaró Patrimonio Mundial en 2021 al Paseo del Prado y el Buen Retiro, Paisaje de las Artes y las Ciencias. No hace falta explicar que se trata de un espacio privilegiado de naturaleza urbana cuyo origen fue el siglo XVII, fecha del Palacio del Buen Retiro. Es un paseo dentro de la ciudad destinado a que todos los ciudadanos, sin distinción de clase, puedan disfrutar del ocio, la historia, el arte y los jardines. Los domingos por la mañana se hace peatonal para que los paseantes caminen con calma a través de su arboleda. Tendremos ocasión de hablar más extensamente acerca del Museo del Prado, el Caixa Forum, el Museo Thyssen, el parque del Retiro, etc.
Hoy quiero hacer una ruta cultural alternativa.
En las calles vecinas al Museo Reina Sofía, hay un territorio poco explorado, todo un mundo interesante por descubrir. La calle del Dr. Fourquet, que sale desde Santa Isabel, a espaldas del edificio de Sabatini, tiene siete galerías de arte contemporáneo; están a ambos lados de la calle y llevan hasta “Street Art Argumosa”, que es un espacio urbano considerado de atractivo turístico por sus grafitis. Siguiendo por la calle del Dr. Fourquet, en la acera de la derecha, hay un huerto urbano que hace de plaza pública libre de humos y que está siempre lleno de vida y alegría, un verdadero oasis en la capital. En semi esquina, en la calle Valencia, hay otra galería de arte, y en la ronda de Atocha está la Casa Encendida.
Este es un centro polivalente dependiente de la Fundación Montemadrid, que tiene exposiciones estupendas; poca gente repara en ellas, pero ofrece un espacio propio a artistas jóvenes. Ofrece, además, talleres de artes plásticas y visuales, una biblioteca, una tienda de comercio justo y una cafetería para hacer un descanso durante el paseo.
Casi llegando a la glorieta de Embajadores, en la calle Miguel Servet, hay otra galería-librería además de otro punto de interés histórico, último vestigio del viejo Madrid, como es su corrala. Desde la glorieta de Embajadores salen calles llenas de casticismo madrileño y de tradición. Hacia arriba, hacia el barrio de Lavapiés, se vuelven a ver famosas corralas en la calle Tribulete, pero en este paseo vamos a subir por un tramo de la calle Embajadores hasta el mercado de San Fernando.
Dentro del mercado de San Fernando, me gusta especialmente un puesto que se llama “La Casquería”. No vende entresijos ni callos ni gallinejas, a pesar de que la tradición gastronómica de la zona de El Rastro dice que se hacían muy sabrosas. No, lo que vende son ¡libros al peso! En este país donde se lee tan poco, este puesto del mercado tiene todo tipo de géneros literarios, y en varios idiomas, a un precio irrisorio. Los pesan, los pagas y te los llevas, por supuesto de segunda mano, como alimento espiritual. La cultura siempre abre un hueco cuando es interesante, y este lugar es bastante recomendable al menos para echar un vistazo por curiosidad.
Para terminar, atravesamos el parque del Casino de la Reina, y en la calle Cigarreras encontramos una sala de cine para aficionados, “Artistic Metropol”, que aloja, entre otras sorpresas, un cine fórum. Resulta bastante increíble que sobrevivan este tipo de actividades en la era de las plataformas digitales y del cine/series en dispositivos electrónicos. Hay mucho romanticismo en el ámbito de este paseo, ¿no te parece, querida lectora? Hay también muchas ganas de cultura aunque no esté de moda e incluso se desprestigie.