Te presento a mi Vecina

Querida lectora, tengo que decirte que mi Vecina es una Mujer fuerte, Emprendedora, Madre modélica, Esposa dedicada y Mujer que siempre lleva el outfit perfecto para cada ocasión. Pero, que no te engañen las apariencias, mi Vecina se rompe, como tú y como yo, estalla, se le olvida la merienda para su hija y compra algo poco saludable en el primer super que pilla de camino al cole y a veces lleva una mancha de café en su estupendo modelito. 

Esta misma semana, la pobre, lleva unas ojeras que ni la cobertura total del mejor maquillaje del mercado puede tapar. Lleva dos días desvelándose a las cinco de la mañana. Esta noche, desesperada, se ha levantado de la cama para hacerse una infusión. Con la empanada que llevaba casi se quema la mano al servir el agua de la kettle en la taza. Ha conseguido ahogar el grito y evitar así una catástrofe mayor en casa con toda la familia danzando a esas horas intempestivas. 

Cuando la infusión ha estado lista, se ha sentado en el sofá, con sus pelos de loca y su taza calentita pensando que no tiene nada de romántico lo del insomnio cómo nos lo venden en las películas. 

Nerviosa, e inquieta, sin que la infusión consiga hacer su efecto, se ha sorprendido a sí misma encendiendo el móvil y googleando los síntomas del insomnio que le llevan persiguiendo unos meses. Tres o cuatro días antes de la regla, boom, aparece el maldito insomnio. Después de descartar varios resultados de google, “¡voila!”, casi se le cae el móvil cuando por fin da con una descripción que parece describirla a ella: “Insomnio premenstrual”.

¡Jódete!—dice—Por si no tuviéramos poco con tener las molestias de la regla e hincharnos como globos apunto de explotar. No, no vale solo con eso, sino que además existe el insomnio premenstrual.

Pobrecilla, tras leer varios artículos no se echa a llorar porque no quiere dejar que también le venzan las emociones a flor de piel del baile de hormonas premenstruales. 

¡Qué coñazo! piensa, ¿y ahora qué?

Piensa en volver a la cama e intentar descansar, pero lo descarta por completo con el solo hecho de pensar que en cuanto meta un pie en la cama su marido se despertara acompañado de la alegría matinal con la que se despierta su soldadito y que no habrá excusa porque tendrán tiempo hasta que la pequeña de la casa se despierte. ¡Qué pereza!, con lo cansada que está, no está ella para avivar su libido en ese momento. Eso sí, solo porque está cansada, ¡eh!

Se ha desvelado del todo, ya no hay vuelta atrás. Así que para aprovechar las horas despierta, y antes de que suene el despertador a las 7:30 y el resto de la familia se unan a ella, se pone a limpiar la cocina, eso sí, en silencio. Porque si algo tiene mi Vecina es que es muy apañada.