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Las Historias de mi Vecina: Día 3

Las Historias de mi Vecina: Día 3

Halloween

La semana pasada fue el 1 de Noviembre, día de todos los santos, de toda la vida, o la castañada si estás en Cataluña, pero desde hace unos años cada vez está más extendida la tradición americana de Halloween.

 Mi vecina hasta este año no quería ni oír hablar de Halloween. Ella no soporta las películas de miedo y mucho menos las gores. La pobre se asusta con cualquier bicho que no sea doméstico. Doméstico de los de toda la vida, nada de serpientes pitón o iguanas como tienen ahora algunos excéntricos en casa.

 Pues como te decía, que se asusta con poco, y no solo eso, sino que lo pasa muy muy mal. Pero este año, le ha tocado hacer de tripas corazón porque su hija, que ya tiene 8 años, quería hacer truco o trato con sus amigas en el barrio. Un par de calles habían decidido decorar sus casas y ofrecer al público general el famoso truco o trato. En el cole lo habían ido comentando entre las amigas y su hija, por supuesto, no quería perdérselo.

 El día D, el marido de mi vecina, el buenorro-buen padre, tiene una partida de pádel (hay que mantener ese cuerpo serrano) así que le toca disfrutar sola con la niña de una noche loca entre monstruos y seres extraños. Lo único que le hace ilusión es disfrazarse, que le gusta mucho, pero cuando llega al chino del barrio a ver los disfraces disponibles el bajón es monumental. Todo pasa por ir sangrienta y horrible o sangrienta e hipersexualizada. No sabe cuál le horrorizaba más, así que finalmente se decide por una peluca, un sombrero de bruja y una nariz postiza. Se dice “¡una bruja nunca falla!”.

 La fatídica noche llega. Quedan en encontrarse a las 19:00 en la calle dónde empieza el recorrido que han montado este año algunos vecinos del barrio. Su hija va monísima de Miércoles, pero poco original, ya que va como el 90% de las niñas. Primer bajón, porque eso de ir como todos los demás nunca le ha gustado a mi vecina.

 Cuando se le pasa el disgusto se percata de que las personas con máscaras empiezan a agolparse a su alrededor. Al pasar la miran, la asustan, y ella, muy digna, sonríe con nerviosismo para no transmitirle su miedo a la niña. Empiezan las visitas a casas. Las primeras son familias con niños pequeños, que simplemente entregan caramelos y las reciben con disfraces no demasiado extremos y con actitud apacible. Mi vecina, se relaja, y piensa que ha exagerado no queriendo participar de una noche de Halloween de niñas. Lo que no sabe mi vecina es que su opinión va a cambiar radicalmente muy pronto.

 Llegan a la portería número 11. Todo parece que sigue en la línea del resto de la calle. Las casas son bajitas, de tres alturas. Empiezan por el primer piso. Todo en orden. Siguen subiendo hasta llegar a la tercera planta. Tocan al timbre un par de veces. No hay respuesta. Las niñas, y su subidón de azúcar en sangre, insisten. Mi vecina les dice que quizás no hay nadie, pero el azúcar vuelve a la carga con más timbrazos.

 Justo cuando se giran para marcharse la puerta se abre de golpe y un monstruo grotesco, de mirada desconcertante les pega un susto que enloquece a las niñas y mi vecina no soporta. Grita. Grita mucho e intenta salir corriendo cuando alguien le corta el paso subiendo por la escalera que ella debía bajar. También está disfrazado, le asusta con un gran alarido. Mi vecina grita. Grita más. Cierra los ojos, se desespera, ha entrado en pánico y no sabe cómo salir de allí. Y entonces ocurre y mi vecina piensa “Mierda, tenía que haber hecho más ejercicios de suelo pélvico después del embarazo”.

 Y así acaba la noche de halloween para mi vecina. De vuelta a casa avergonzada por el numerito y con las bragas húmedas, y no por placer.  

Irati Glez de San Pedro

¡Hola, soy Irati!, una Mujer Cualquiera. Madre, Emprendedora y Escritora. Soy una Donostiarra afincada en Barcelona desde 2006. Soy amante de los viajes, de un buen libro, de un día de playa, de un buen amanecer o atardecer y de un buen vinito con amig@s. En mi sección “Las Historias de mi Vecina” encontrarás historias cotidianas sobre la vida; la maternidad, las relaciones, y el camino de ser escritora y emprendedora y no morir en el intento. ¡Quédate! Seguro que estás historias te suenan.

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