Tu perfume lacrado en mi mano,
mi mano pasiva endulza tu almohada,
la almohada que alberga mi débil instinto,
ese instinto tímido de ir a buscarte.
Tu rostro navega en mi mente,
mi mente enjaulada en un sueño tardío,
el sueño que tiene tus formas y tu nombre,
el nombre que no dejo de pronunciar.
Tu ausencia escala mi salvaje corazón,
mi corazón extraña el hechizo de tus ojos,
tus ojos imanan la ilusión de mi amor,
ese amor oculto, que aún sueño por vos…