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Capítulo I: El primer día de clase

Diario de una Profe de Instituto: Capitulo I

El primer día de clase

Primer día de clase. Nervios, sueño, un pequeño nudo en el estómago por el que apenas has desayunado, dudas, tartamudeo… Antes de entrar por primera vez al aula en septiembre ya has tenido que solventar varias cuestiones trascendentales: ¿qué me pongo? ¿estreno algo de ropa? ¿cómo me presento? ¿qué grupo me habrá tocado? ¿serán majos? ¿caeré bien? ¿habrá algún alumno/a nuevo/a en mi clase? Seguramente, compañera, estés pensando que el protagonista de todos estos sentimientos es un alumno joven, un adolescente en su primer día de instituto. Nada más lejos de la realidad. La descripción anterior son mis sentimientos, los de una profesora de instituto, al inicio de un nuevo curso escolar. Por más años que lleve trabajando, el subidón de emociones de estos primeros días no se diluye en el primer café de la mañana.

Seguro que estarás pensando, “profesora de instituto, qué suerte, se quejará tras dos meses de vacaciones”. Posiblemente esta es la frase (acusación) que más escucho desde que me dedico a esta profesión. Tal vez sea una realidad para algunos profesores (los menos), pero es un rumor muy extendido. ¿De dónde parte? De pensar que el profesor trabaja únicamente las horas en las que imparte clase. Y es que confundir la jornada de un profesor con las horas lectivas es como decir que un atleta solo trabaja lo que dura la carrera.

En primer lugar, solo unos pocos “privilegiados” tienen estas vacaciones. Empecemos mencionando a los miembros de los equipos de dirección de los centros. Estos trabajan durante todo el mes de julio recopilando matrículas, informes, notas; elaborando los cupos, reuniéndose con la Dirección provincial para demandar mayor número de profesores para sus alumnos; tratando de encajar los horarios, cuadrar las cuentas para ver si es posible comprar algún que otro ordenador o arreglar las ventanas, por las que el frío en invierno entra como Pedro por su casa. Ok, de acuerdo, me dirás que estas funciones van dentro del cargo y del salario.

Pongamos otros ejemplo de aquello/as profesore/as que coordinan el programa RELEO (que conozco de primera mano). Tras recopilar todos los libros del alumnado, llamar a sus casas, hablar con las familias porque se les olvidó entregar un ejemplar, se inicia la petición. Padres y madres (sobre todo estas últimas, ya reflexionaremos sobre esto más adelante) tienen que acercarse al centro y entregar un documento con los libros que necesitan. PUFF… esto es el caos. Desde la biblioteca del centro nos toca desde explicar cómo hacer la matrícula hasta recomendar la librería más cercana. Es nuestra labor, la hacemos con entrega y pasión. Y en este caso llegamos así hasta el 15 de julio. Es cierto que existe una compensación económica, pero ni de lejos, cubre las jornadas maratonianas de teléfono y burocracia.

Si no tenemos cargos de responsabilidad en el centro ni coordinamos estas ayudas, tendremos dos meses de vacaciones. ¡Ja! Acabamos de topar al grupo de los profes interinos (el mayoritario en muchos centros). El 30 de junio termina su contrato y tras dos meses sin sueldo ni reconocimiento alguno, a dos días antes de que empiece el curso no saben dónde darán clase, qué instituto les tocará, cuánto tiempo podrán estar en él, en qué centro, qué localidad. Las dudas son enormes: ¿dónde voy a vivir? ¿tengo que alquilar un piso? ¿hay rueda de coches? Muchos de ellos empiezan el curso escolar con una maleta en el coche, sin saber dónde van a poder dormir esa primera noche, tras llegar a su nuevo destino. Vale, habrán tenidos dos meses de vacaciones si no ha sido año de oposición. En caso contrario, como el actual (al menos en Castilla y León, desde donde escribo), los procesos de exámenes, lectura pública, baremación y resolución se han alargado hasta prácticamente el 15 de agosto. Los afortunados que han obtenido plaza tras años de esfuerzo y estudio llegan agotados y “en prácticas” a su nuevo destino. Maleta en el coche y nervios de alumno primerizo.

Bien, pensarás que seguramente, esto pase con los años. Una vez que obtienes la plaza… uno se va acomodando. Eso pensaba yo. Salvo que te toque ser tribunal de oposición. De nuevo, tengo compañeros/as que este verano no solo han tenido que trabajar sino que han tenido que actuar como tribunales, juzgando la preparación y labor docente de los nuevos aspirantes a funcionarios, en jornadas interminables, lejos de su ciudad, incluso. No hay forma de librarse de esta responsabilidad salvo contadas excepciones, la mayoría exenciones por motivos de salud. Ha sido mucho más fácil lograr la exclusión como mesa electoral en España que como tribunal de oposición. Llega agosto y algunos no han terminado de poner las notas (con suerte, desde la playa, con el portátil a toda mecha) y revisar la documentación. Incluso, en septiembre, algunas reclamaciones han tenido que ser resueltas por mis compañeros/as.

Recopilando y para no agobiarnos, que mañana empiezo curso y no voy a poder dormir. No conozco ningún profesor/a que reconozca los meses de vacaciones como un incentivo para dedicarse a esta profesión. Entre chapuzón y chapuzón, hemos tenidos que preparar los materiales, buscar libros nuevos, realizar cursos de competencia digital e inglés para educación bilingüe. El verano está para ponerse moreno delante del ordenador. Tal vez, 15 días de desconexión y vuelta a la rutina ¿qué me pongo? ¿estreno algo de ropa? ¿cómo me presento? ¿qué grupo me habrá tocado? ¿serán majos? ¿caeré bien? ¿habrá algún alumno/a nuevo/a en mi clase?

Bienvenida al diario de una profesora de instituto. Iniciamos el curso 2023-2024.

Clara Hernando

Clara Hernando

Me llamo Clara Hernando, tengo 38 años y no tengo hijos. Bueno, no los tengo bajo mi tutela pero me rodeo de 250 adolescentes cada día a los que odio y amo a la vez. Soy profe de instituto, pero no uno cualquiera: un centro rural de esos que se van agotando en nuestra España vaciada. También soy Arqueóloga, y me apasiona. El curso empieza ya, puedes acompañarme en “Diario de una Profe de Instituto y en Una Arqueóloga en mi Jardín”.

2 comentarios en «Capítulo I: El primer día de clase»

  1. Enhorabuena Clara, por esta interesantísima sección, que esta primera semana está causando furor!!! Son muchas las profesoras que me han dicho que les ha encantado tu artículo, y que están deseando leer la próxima entrada. Gracias de corazón por querer formar parte de este grupo tan especial, y estoy muy orgullosa de ti.
    Un besazo enorme
    Elena Ramírez

    • Gracias, Elena, por darme la oportunidad de colaborar en un proyecto tan bonito. Animo a todas las lectoras a expresar su opinión en este apartado de comentarios, plantear dudas y temas de debate. Será un placer abordarlos desde la perspectiva de una sencilla profe de instituto.

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