Sexo

A raíz de abandonar la lactancia con mi segunda hija y no embarazarme de nuevo, como ocurrió en mi primer destete, el lívido ha vuelto a mí y cada vez es más persistente.

Entre pitos y flautas, por consiguientes embarazos y lactancias, me he tirado con las hormonas inhibidas durante unos 5 años.

Un combo de circunstancias hacen que mis ganas a tener relaciones sexuales vuelvan a mi vida  y cada vez con más auge.

Las hormonas han sido encargadas de jugar un papel crucial en este retorno sexual mío, pero sin duda las otras circunstancias que me rodean inciden en el apogeo de estos sentimientos lujuriosos que siento.

Estos últimos tiempos he sentido un fracaso absoluto al reconocer por fin lo que hacía tiempo me daba miedo aceptar: el fracaso de mi matrimonio.

Sin embargo, si lo tomo con otra perspectiva puedo dar la vuelta a tal tesitura y sentir que más bien se trata de un avance ya que al fin, tras años de negación, he sido capaz de reconocer la realidad.

No obstante, el mayor logro que puedo sentir es el haber superado por primera vez en mi vida el TCA que arrastro desde la friolera cifra de 20 años.

Cada vez soy más consciente de que al superar dicho TCA y por lo tanto no escurrir mis problemas matrimoniales con la comida, he sido capaz de tener la mente despejada y ver con claridad el tremendo fracaso matrimonial en el que me he hallado todos estos años.

El miedo a no dar  paso al punto final de mi matrimonio, con tal de preservar la estabilidad familiar de mis hijas, junto a mi retorno hormonal, más ( y no menos importante ) la aceptación y agrado de mi cuerpo, cierran la ecuación que me da como resultado unas tremendas ganas de seducir y ser seducida de nuevo por hombres ajenos a mi marido.