Esta semana cumplí 49 años. A un año de cumplir medio siglo debo reconocer que lo único que me provoca hacer todos los días de mi vida es celebrar. Celebrar el privilegio de llegar a esta edad, el amor que me ha abundado toda mi vida, y las ganas de “chuparme el helado de mis días” completico, antes de que se me derrita. Sin dejar caer ni una gota.

Les tengo que advertir, para que se alegren, me acompañen o se me escondan que tengo la firme intención de celebrar todo el año. Pues celebrar un día está bien, una semana, es lo recomendado (las famosas fiestas patronales), consagrar el mes, es suficiente, pero como a mi cuando algo me gusta, me gusta exageradamente, pienso celebrar un año

Este año les pido a todos un aplauso para el amor. El amor que te permite levantarte todos los días con la ilusión y la determinación de agarrar el toro por los cuernos, el amor que te convence de que tu hogar no está en un lugar físico, sino que está al lado de los que amas, el amor que te hace valiente para enfrentarte a la falta de integridad, el amor que te empuja a no quedarte callado, establecer límites, invitar a alguien a quedarse en tu vida o pedirle que se vaya,  decidir con firmeza las conversaciones en las que quieres estar y las que prefieres abandonar. El amor con el que defiendes a tus hijos, aunque parezca que estás viviendo en una aldea feudal donde todos son siervos y solo hay unos pocos señores.

Un aplauso para el amor que no se impone, que no amarra, que no obliga. El amor que no te exige mutilarte y en cambio te acepta con una risa, un abrazo, una mirada cómplice.

El amor incondicional de los papás y las hermanas, las tías, los sobrinos que solo conoce mimos, solidaridad y contemplaciones. El amor de los amigos, que son nuestra familia lejos de casa, con los que nos reímos y lloramos por vivir desarraigados

El amor de los amigos que dejamos y que extrañamos como no parece posible, cuando llega el fin de semana, cuando ves las fotos en las que solo faltas tu y cuentas los días para volverlos a ver.

Decía Einstein que la fuerza poderosa del amor, no ha encontrado una explicación científica formal y que incluye y gobierna a todas las otras fuerzas. El amor que es invisible, pero evidente. El amor que es invencible. Por eso hoy, para celebrar mi cumpleaños, pido un aplauso para el amor.