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Si Tú te Atreves, Yo te Acompaño: Día 2

Si Tú te Atreves, Yo te Acompaño: Día 2

¿Te atreves a reconocer a tus ancestros?

Era el 2020, se había terminado el confinamiento y ahí me di cuenta que la vida normal de antes, no iba a regresar. Mientras mis hijos tomaban clases virtuales, y yo hacía menús especiales que no se hacían en la normalidad, el padre de mis hijos había elegido a otra persona. El proyecto de pareja se había terminado, los planes de familia dejaban de ser. Yo era otra yo, no supe gestionar el momento, por decirlo amablemente.

Mi madre en su juventud (en mi infancia) era reactiva, vivía entre su rigidez y la desregularización emocional. La vi reaccionar, gritar y pelear por tener la razón en todo, por controlar el entorno. Lo de comunicar asertivamente y gestionar emociones, no estaba en el menú de aquel entonces.

El modelo de mi madre no me funcionó tan bien (a ella, creo que tampoco), creí que si lo repetía entonces me iba a querer más, o me iba a querer como yo quería que me quisiera. Pero ya sabemos que los que nos aman, sólo nos pueden amar como ellos saben.

Pero para aprender que el modelo que tenía no funcionaba, tuvieron que pasar muchos, muchos años y tuve que reaccionar mucho, perder los papeles, equivocarme, hasta que aprendí a gestionar mejor, pero sobre todo, hasta que descubrí de dónde venían mis patrones.

Antes que nada quisiera decirte que dar el paso del autoconocimiento no lo da cualquiera, se necesita valentía. Implica ver hacia dentro, y trabajar constante y consistentemente. La meta es la autoaceptación: reconocerte, abrazarte y amarte con todo lo que te hace SER.

¿Por qué reaccionas, actúas, piensas, crees, sientes, como tus ancestros? 

Por genética, por aprendizaje, por pertenecer. Las generaciones que han venido antes que tú, han dejado registros y huellas de lo que les sucedió. Y muchas veces no puedes comprender por qué eres como eres, porque la historia no es la tuya. 

Tus piezas parecen no encajar, porque eres sobreviviente de las heridas y pérdidas de tus ancestros. Pero sobre todo porque eres una actriz nueva de la misma obra de teatro.

Tu historia comienza en el útero de la abuela materna, cuando esperaba a tu madre, quédate con eso, que ya en otra publicación te lo explico más a fondo, porque da para mucho. Luego, se empieza a escribir con tu nombre. Y finalmente, está la forma en que te manifiestas en la vida, cómo recorres cada etapa y en qué momento te encuentras ahora, después de haber vivido una parte importante de ella.

Y aquí es donde entra tu libre albedrío, tu oportunidad de volver a decidir y cambiar la perspectiva de tu historia.

La realidad es que ni tú ni yo tenemos el poder de controlar el entorno. Sólo tenemos el poder de conocernos, entender de dónde venimos, y qué hemos heredado y aprendido en el camino.  

No se trata de negar tus vivencias, ni de minimizar tus sensaciones de dolor, confusión o soledad. Simplemente, se trata de abrir tu mente y tu corazón para reconocer cómo se vivió antes, y de tener la fortaleza de dejar la posición de víctima y los resentimientos que muchas veces se acumulan, por demasiado tiempo.

Si bien, eres la representante de tus ancestros, eres la expresión de lo que ellos aportaron desde su propio nivel de consciencia y sus propias historias. También eres su propósito, eres el relevo que hoy puede poner una información diferente.

Casi cuatro años después de aquel momento en el que reaccioné una y otra vez como lo tenía aprendido hasta entonces, puedo decirte que acepto que mi madre no lo supo hacer mejor, y que su ejemplo fue de fortaleza y determinación. Y me quedo con eso y con que hoy, gracias a ella, puedo decir que ya lo hemos hecho mejor.

Tienes el poder de decidir vivir cada situación de otra manera, y crear una realidad diferente. No puedes cambiar al mundo, ni borrar tu historia, pero puedes cambiar tu percepción y decidir qué le vas a heredar a las siguientes generaciones. Puedes representar la fuerza y el valor de tus ancestros.

Te acompaño a descubrir cómo.

Claudia Ruíz

Soy Claudia Ruiz, nací y crecí en la Cd. de México. Emigré hace 18 años, viví 14 en Canadá y desde el 2019 vivo en Madrid. Soy mamá de Santiago y Jimena, dos jóvenes entre la adolescencia y la adultez temprana. Soy Psicóloga de la Ibero, es mi formación y mi vocación indudable y hoy soy Consultora en Psicogenealogía. Mi propio camino de sanación y autoconocimiento me llevó hasta este punto, y encontré que hay otra forma de gestionar nuestra experiencia de vida, alejada del victimismo y la resignación. Te acompaño en el proceso para encontrar los hilo-conductores que tienes con tus ancestros, a través del enfoque transgeneracional, un enfoque que te ayuda a ver tu historia desde otra perspectiva y saber que tu historia, es la historia de muchas, y que juntas podemos sanar las heridas desde el amor, la compasión y el respeto, honrando a aquellos que vinieron antes, y preparando mejor el camino para los que vienen detrás. Me puedes leer en Si Tú te Atreves, Yo te Acompaño” 

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